Carnavaleros de pro, los miembros de los nueve grupos --tres murgas y seis comparsas--que se subirán mañana al escenario del Auditorio resisten el envite que lanza el poco entusiasmo que la fiesta despierta entre los cacereños y lo combaten --armados con disfraces, turutas, cajas o guitarras-- con la esperanza de resucitar el ambiente de Carnaval que hace unos años se respiraba en la ciudad cada mes de febrero.

Empeño ponen. Llevan meses ensayando y cosiendo trajes, a pesar de que, como muchos reconocen, "ahora los raros somos los que vamos disfrazados". Mayores, jóvenes, no tan jóvenes y pequeños afinan sus voces para dar el do de pecho dentro de unas horas. Los primeros en salir --por deferencia del resto de participantes y según se acordó ayer en el sorteo-- serán los mayores. Así, las actuaciones de las murgas las abrirá el grupo Ceres --una veintena de veteranos en estas lides--; le seguirá El Jaleo; y después saldrá Sabor Mangurrino.

En comparsas, Los Retoños serán primeros. Los siguientes, por este orden: Los Trabubus de Adarve --que se estrenan--, Los Chulos, Los Argonautas --Scout Azemut), Scout Alezeia y Tagorichi --que vienen de Mérida--.

Letrillas sobre la infanta Leonor, la gripe aviaria, el conflicto con los bomberos de la diputación, la ley antitabaco, las viviendas de 60.000 euros son algunos de los asuntos que este año han inspirado a murgas y comparsas a la hora de componer. No se escapan tampoco políticos como el alcalde, José María Saponi, o el presidente Rodríguez Zapatero. Todo con mucha guasa, prometen.

Que el Carnaval no tiene edad lo saben muy bien los componentes de Los Retoños. La media ronda los 80 años, pero todos llegan puntuales a los ensayos y con las letras de las canciones bajo el brazo. Este grupo lleva casi dos décadas animando los carnavales cacereños con el apoyo de los responsables de la Universidad Popular y este año han decidido disfrazarse de españoletos y mantear al pelele, como en el cuadro de Goya, cuenta José Manuel Buitrago, colaborador y guitarra del grupo.

Mariluz Fondón es una de las retoñas . Tiene 72 años y desde hace más de 15 forma parte de la comparsa. "Antes no tenía tiempo porque tengo seis hijos, pero ahora que son mayores puedo divertirme", dice.

Su compañero en el escenario Juan Francisco García, de 74 años, cuenta entusiasmado que ellos viven el Carnaval desde el primer día "con la quema del febrero en los Balbos y, por la tarde, en el Auditorio". Todos lamentan que los cacereños no se sumen a esta fiesta y lo hacen, como no podría ser de otra forma, en una de sus letrillas: Llegaron los carnavales/ y todo parece igual/ la gente no participa/ quedamos la tercera edad/ mira que la gente es sosa/ que no quiere disfrutar/ mira que la vida pasa/ mira que la vida pasa/ y luego se queda en ´ná´ .

También Marisa, de la murga El Jaleo, recuerda que "en los buenos tiempos" llegaron a ser 140 personas, mientras que este año sólo se subirán 35 al escenario. Insiste en que el Carnaval "somos todos y necesita promoción". "Lo que haría falta es que la gente se pusiese cualquier cosa y disfrutase en la calle como se hace en otras ciudades", añade. Ella no quiere revelar el disfraz que El Jaleo ha elegido, aunque sí adelanta que "es medieval". ¿Sus canciones? Hay de todo: los adolescentes de hoy, el conflicto entre los bomberos y la diputación, la ley antitabaco, la infanta o Gran Hermano .

Los Chulos --antes fueron los Anaeróbicos, Los Pobres y Los Exploradores-- reaparecen en escena tras cuatro años de silencio y vestidos haciendo honor a su nombre. Son 23 y todos hombres. En sus canciones hablan de la refinería de Tierra de Barros, de los minipisos de la ministra Trujillo o de la gran protagonista de las letras de este año: la infanta Leonor. Aunque quieren que sus canciones lleguen "vírgenes" al auditorio, se atreven a adelantar una estrofa que dice así: Desde que una extremeña/ se convirtió en ministra/ nos venden unos pisitos muy pequeñitos/ ay va que lista/ la hipoteca y la entrada/ notario y registrador/ ay va que jartá de gastos/ esto no hay quien lo entienda/ con cuarenta tacos/ y no tengo una vivienda . Para esta comparsa la puesta en escena es fundamental, por eso casi todas sus canciones, destaca Hilario, uno de sus miembros, están relacionadas con su papel de chulos.

En manos de las nuevas generaciones está el futuro del Carnaval. La comparsa Scout Alezeia la componen 60 personas de entre 5 y 30 años, que quieren aportar, según afirma una de las monitoras, Begoña, su "granito de arena" para impulsar la fiesta. Este año van vestidos de romanos y pedirán al César --que le tocará representar a Saponi-- que construya un metro en Cáceres "porque el servicio de autobuses no funciona bien". En sus letras tampoco se olvidan de personajes como Pitoño o de la gripe de los pollos. Begoña explica que participan para despertar "la imaginación y la creatividad" en los niños y también por los premios, que sirven para financiar sus actividades.

Otros veteranos que se verán en el Auditorio son los miembros de Sabor Mangurrino, que este año compite como murga. 40 personas de todas las edades darán un repaso a sus canciones a la ley antitabaco, a la infanta Leonor o al conocido Franquete, al que dedican una letrilla por ser "otro incondicional" del Carnaval cacereño. Tere, de Sabor Mangurrino, dice que el disfraz que llevarán este año "es secreto" y cuenta que aunque a veces en esta batalla por salvar los carnavales los pocos que quedan se han sentido "solos y con ganas de tirar la toalla", les pueden más las ganas de que la fiesta vuelva a ser lo que era.

El esfuerzo de todos estos carnavaleros se verá recompensado si esto se consigue. Para ir abriendo boca, y después del pregón del mítico jugador de Cáceres CB Enrique Fernández, --a las 20.30 horas-- animan a los cacereños a ir al Auditorio. Las entradas --2 euros para adultos y 1 para niños-- se venden de forma anticipada en el Gran Teatro. Una hora antes del concurso, también se podrán comprar en la taquilla de Auditorio.