La Brigada Extremadura XI volvió ayer por segunda vez a la Residencia Asistida de Cáceres, una de las más afectadas del país por la crisis sanitaria con 62 fallecidos a causa del coronavirus. Los soldados llegaron por la mañana a bordo de varios vehículos y se afanaron en descontaminar los exteriores y las zonas comunes interiores de este gran recinto, con 320 plazas para ancianos, prácticamente ocupadas al inicio de la pandemia.

La situación de la residencia es dramática, con más de 70 positivos entre los mayores. De ahí que el Ejército volviese a dar ayer un repaso a todo el centro tal y como hizo el pasado 28 de marzo, a fin de ralentizar los contagios. También han comenzado a llegar los test y cada día se realizan medio centenar a residentes y trabajadores, entre los que hay una veintena de contagiados y medio centenar han tenido que dejar de acudir al trabajo al presentar síntomas. Algunos enfermos de la primera planta, donde se inició el brote, comienzan a recuperarse y se someten a nuevas pruebas, pero la situación sigue siendo muy preocupante dentro de la Asistida, donde los ancianos están aislados y los propios familiares han solicitado llevárselos a casa para evitar más riesgos.

«Estamos haciendo lo posible para que al menos los residentes puedan saber de sus familias y al contrario. Intentamos que las videollamadas sean frecuentes, sabemos que tranquilizan y este aspecto sí ha mejorado», explican fuentes cercanas al centro, donde los empleados se desviven para paliar en lo posible una situación sin ningún precedente.