La gran mayoría de los inmigrantes que llegan a la provincia cacereña lo hacen dispuestos a encontrar un empleo "y a establecerse para mejorar la situación de sus familias, pasando muchas penalidades". Así lo explica la responsable del Departamento de Inmigración de la Universidad Popular, Carmen Aparicio. "Podemos decir que un 90% de los extranjeros con los que trabajamos son personas honradas que buscan una vida mejor. Tan solo un 10% prefieren vivir del ´trapicheo´ y no quieren un trabajo, sino ayudas sociales. El problema es que esta minoría acaba haciendo mucho daño a la imagen de la mayoría", indica.

La población foránea no encuentra grandes problemas de convivencia, aunque la situación varía por zonas. "En la capital cacereña, donde hay mayoría de hispanoamericanos, ellos mismos dicen que en general no existe rechazo. En zonas agrarias con mucha concentración, como los marroquíes en Talayuela, se han creado dos sociedades completamente distintas por sus grandes diferencias culturales", explica Carmen Aparicio.