Garrovillas de Alconétar empieza a soñar con las posibilidades que el embalse de Alcántara puede ofrecer al desarrollo turístico y deportivo del pueblo. Por lo pronto, su alcalde, Cándido Javier Gil, recibió ayer del Ministerio de Fomento la cesión de un tramo de la antigua Nacional 630, en concreto, cuatro kilómetros que unen la Ex-302 con la cola del pantano. La firma de la entrega se formalizó ayer en la subdelegación del Gobierno en Cáceres. Hasta ahora, este acceso estaba cortado porque había «riesgo de accidentes», en palabras de la delegada del Gobierno en Extremadura, Cristina Herrera, que ejercía de anfitriona del evento. A partir de ahora, formará parte de la red de caminos del municipio, que procederá en breve a su mejora y señalización, para tener un acceso seguro hasta el nivel del río y a las numerosas fincas privadas aledañas.

La zona, en palabras del alcalde de Garrovillas, «tiene un potencial enorme», por eso va a iniciar conversaciones con Confederación Hidrográfica del Tajo para estudiar posibilidades. «No hay medidas concretas», afirma Cándido Javier Gil, «pero queremos potenciar su valor ambiental, deportivo y lúdico».

El edil asegura que hay alguna propuesta para construir en este tramo un puerto fluvial y sacar mayor rendimiento a las competiciones de pesca y vela que ya se desarrollan en el embalse.

El espejo donde mirarse está en la provincia de Badajoz, «sin querer ser pretenciosos, lo ideal sería contar con una playa de agua dulce como la de Orellana», ha confesado Cándido Javier Gil. Aunque aún falta para que ese sueño se haga realidad, la intención del ayuntamiento de Garrovillas está clara, hacer «más aprovechable de lo que es ahora mismo» esta lámina de agua que cubrió hace cinco décadas huertas, un castillo y la carretera.