La Policía Municipal de Cáceres solo dispone de un sonómetro para medir el ruido, un peculiar aparato que cuesta entre 12.000 y 18.000 euros y que cada año debe enviarse a Barcelona para su correcto calibrado por parte de una empresa especializada, operación que se prolonga de dos a tres meses. Mientras tanto, los agentes no pueden efectuar mediciones en la ciudad, ya que únicamente cuentan con otro aparato anterior que está obsoleto.

"La revisión anual del sonómetro se necesita para que las mediciones de ruido puedan tener validez por ejemplo ante un juez", explicó ayer el concejal de Seguridad Ciudadana, Santos Parra. "Sabemos que es necesario un segundo aparato que nos permita disponer siempre de este recurso --agregó el edil--, pero tienen un precio bastante alto y el actual fue adquirido hace solo dos años. De todos modos, estamos contemplando la compra de uno nuevo".

La familia y el propietario del bar enfrentados por el conflicto del ruido aseguran que efectivamente éste es el obstáculo que alega la policía cacereña cuando por ambas partes se le ha solicitado una medición, y que existen otros casos similares pendientes del mismo aparato en la ciudad, por lo que meses después tampoco confían en una pronta solución a su problema.