Además de la labor asistencial, la Unidad del Dolor tiene otras funciones importantes, como son la docente y la de investigación. Para Manuel Jiménez, coordinador regional de las unidades del dolor, la docente es tan importante o más que la asistencial, pues según han constatado en el tratamiento del dolor hay que partir de un principio básico, la necesidad de un cambio de actitud ante el dolor.

"Entre los clínicos --médicos y enfermeras-- y entre la población en general existen aún muchos prejuicios en relación con el tratamiento del dolor. Por un lado se piensa que no se puede abusar de los analgésicos, y por otro que el dolor sólo hay que tratarlo cuando aparece, en contra de lo que científicamente está demostrado, que el dolor que se previene ahorrará consumo de fármacos y hará que el enfermo mejore antes".

Por ello, de forma paralela a las unidades del dolor se ha puesto en marcha el Programa del Dolor, que aborda su evaluación y tratamiento buscando la opinión al respecto de las diferentes categorías profesionales: médicos, psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales..., "para cambiar esa cultura de resignación ante el dolor, por la de prevención y tratamiento".