En primer lugar quiero transmitir mis felicitaciones a la nueva asociación que ha nacido recientemente: la asociación Ruta de la Plata. Dicha asociación ha nacido de la fusión de las asociaciones R-66, Parque del Príncipe y Vía de la Plata. El proyecto anunciado en prensa el pasado domingo día 4 de junio, sólo podía tener un final feliz: la fusión de las tres asociaciones en una.

Pero me van a permitir que haga una autocrítica acerca del trabajo asociativo en nuestra ciudad. El anuncio en prensa de tan importante proyecto de fusión asociativa, venía seguido de un análisis acerca del asociacionismo cacereño. Voy a destacar sólo un aspecto de dicho análisis: "La inactividad de algunas asociaciones cacereñas es debido a la falta de grandes reivindicaciones".

A este argumento vamos a contraponerle la reflexión del activista social Enrique de Castro: "la primogénita alternativa para conseguir la unión de las personas es la Solidaridad". Por lo tanto, no es cierto que la inactividad de algunas asociaciones cacereñas sea debido a la falta de "grandes reivindicaciones". La inactividad social es debido a la falta de Solidaridad y de Fraternidad.

Y ahora permítanme que sea crítico con todas las personas que estamos involucradas en el movimiento asociativo: ¿Por qué la asociación del R-66 no protesta por la subida escandalosa del precio del transporte público? ¿Por qué la asociación del Parque del Príncipe no se preocupa por el pasado de su ciudad y reivindica la restauración del Antiguo Poblado de Aldea Moret? ¿Por qué la asociación de la Vía de la Plata no denuncia públicamente el realojo masivo de viviendas sociales en Aldea Moret y solicita a la Administración que las nuevas promociones de Viviendas Sociales se ubiquen en su barrio?

Podríamos pensar que los primeros no necesitan viajar en autobús o que el abusivo precio del billete no les afecta a su bolsillo; que a los segundos les importa poco o nada el origen de su ciudad; y que a los terceros, les interesa mantener la miseria lejos de sus casas. Pero para responder a las tres preguntas, vamos a resaltar que todo es debido a la falta de solidaridad.

Esta falta de solidaridad es el reflejo de nuestra sociedad: una sociedad individualista y consumista que no garantiza la igualdad de oportunidades.

Por lo tanto, la fusión de asociaciones es necesaria al igual que el reciclaje de las mismas. Pero no menos importante es tener en cuenta que las personas que estamos en asociaciones, lo estamos para hacer acción Social y no política. Una acción social y participación en nuestra vida social que tiene que ir más allá de los límites físicos de nuestro barrio.

La solidaridad, la fraternidad y la acción social constituyen el mejor referente para cambiar nuestra realidad inmediata y, por supuesto, para no mezclarnos con la tarea estrictamente política (las asociaciones tienen que ser independientes; las subvenciones las aporta el dinero público y no el partido político de turno).

Pero no perdamos de vista el principio: la fusión que comentábamos al inicio es una buena señal de que estamos en el buen camino.