Comenzamos un nuevo curso escolar y hay quienes toman este 15 de septiembre como si de un primero de año se tratase, con nuevos proyectos a la vista y buenos propósitos a la espalda. Los gimnasios se llenan de promociones e intenciones, las bibliotecas quitan polvo a las estanterías, en las aulas sacan brillo a las mesas y teatros y cafés-concierto programan nueva temporada. El recuerdo del salitre en la piel se mezcla con el olor a libros nuevos, forro y celofán. Los niños vuelven a la escuela, los mayores a la oficina, los universitarios al campus y las novatadas a Cánovas, plaza Mayor y la Madrila (si es que de la capital cacereña hablamos).

Y mientras, los padres de familia hacen malabares para sobrellevar la cuesta de septiembre, se cierran las piscinas, se abren las rutinas y nos invade el síndrome postvacacional cuando escuchamos los primeros timbres de colegio. La cola del paro duplica su tamaño, los currículums colapsan las copisterías, y los opositores vuelven a ‘mudar’ la piel de los codos. Programamos las alarmas, organizamos agenda y horarios, afilamos lápices, reciclamos archivos y archivamos calendarios pasados. Preparados para un trayecto aún sin definir, nos abrochamos el cinturón y ponemos rumbo al último trimestre del año.

El veranillo del membrillo espera ansioso a las puertas --de salida-- del mes de septiembre, junto a los ecos de una festividad de San Miguel, que antaño brilló en Cáceres como una segunda feria y hoy busca réplica en un festival de música que se estrenará con el mismo nombre, pero sin apellido frutal.

El cambio de armario vendrá después, así como el otoño, la ingesta de castañas y huesos de santo, precediendo a una navidad que parece ya inminente. Y aunque parezca rutinario, éstas no son más que fechas en el calendario, porque el comienzo del curso escolar es una continua novatada para el ciudadano de a pie, gobernadores y gobernados, para el que estudia y para el que no, tanto para el trabajador como para el parado. Es un comienzo más allá del ecuador del año, un uno de enero en toda regla con juegos de gymkana en la que no existe veterano.