El cambio de las tarjetas de acceso a la ciudad monumental también conllevará una novedad, y es que las personas que las extravíen deberán abonar su importe al pedir otra, según avanzó ayer el alcalde en funciones, José Joaquín Rumbo. El coste por unidad es elevado, unos ochenta euros, pero precisamente este desembolso ayudará a reforzar el control, ya que los usuarios pondrán más cuidado y no las solicitarán con ligereza.

Cuando comenzó la restricción en febrero del 2003 se extendieron unas 250 tarjetas, pero según los últimos cálculos eneste momento existen alrededor de 600. La sustitución de los dispositivos el próximo mes intentará paliar los excesos que puedan haberse producido.