El grito desesperado de unos vecinos que prefieren mantenerse en el anonimato. Reciben amenazas. Aseguran ya, sin tapujos, este escalofriante: «Tenemos mucho miedo. Vamos a dejar de luchar, solo nos dan palos». Llevan nueve meses reclamando vía escritos una solución al ayuntamiento, pero es como luchar contra los elementos. A lo largo de este tiempo, ni una sola respuesta.

Ayer fue la última vez que este diario se hizo eco de la situación que viven los residentes de los pisos sociales de la calle Lucas Burgos Capdevielle, en Aldea Moret. Vivir allí es complicado. Hace unos días de una casa sacaron una piscina, la cubrieron con unas lonas y la pusieron en la vía pública. ¿Se imaginan que eso ocurriera en Cánovas? Seguramente el habitáculo no duraba allí medio segundo. Pero esto es solo una mera anécdota. En el bloque les entran ratas tan grandes como manos, hay vecinos que dejan sueltos los perros de noche y cada madrugada todo un coro de ladridos impide el descanso.

El ayuntamiento se limitó a decir que «seguirá trabajando de manera coordinada con las distintas partes implicadas en próximas reuniones previstas de la Mesa de Aldea Moret», sin entrar a valorar lo sucedido.

El portavoz socialista, Luis Salaya, denunció la situación «de abandono total» en el barrio desde que el PP gobierna y reclamó la puesta en marcha de medidas desde la policía local y Asuntos Sociales.