San Sebastián, 24-1-1978. Vivió en Cáceres desde los 13 a los 30 años. Ahora se abre camino en Madrid.

--Vive en Madrid. ¿Qué echa de menos de Cáceres?

--Sin querer caer en los tópicos diré que la tranquilidad de vivir en una ciudad pequeña, a mis amigos y, para qué negarlo, las cañas del mediodía en la plaza de los Maestros.

--Pero es de los típicos a los que les costaría volver, ¿no?

--Ahora mismo me costaría mucho. Las circunstancias laborales en Extremadura no son las más favorables. Y, para qué engañarnos, cuesta adaptarse al estrés de Madrid, pero al final es una de esas ciudades que te termina enganchando.

--¿Hay algo más cacereño que intentar aparentar que se conoce bien la capital?

--Sí, lo más cacereño del mundo es contarle a tus amigos madrileños que la cuna del botellón es Cáceres. En cuanto a mis conocimientos de la geografía de la capital seré sincera y diré que son modestos.

--Rock, baloncesto, literatura... ¿Qué prefiere?

--No son cosas excluyentes y todo se puede compaginar. Pero si me hace elegir me quedo con las canciones de Extremoduro y el Cáceres. A ver si al año que viene hay más suerte en la fase de ascenso...

--¿Qué tal le va profesionalmente? Se le dan bien los números, ¿no?

--No me quejo, estudié Derecho en Cáceres, acabé enfocando mi carrera al mundo del asesoramiento fiscal. Una profesión que con los tiempos que corren se ha vuelto muy necesaria.