JOSE MARIA PARRA , un vecino de la avenida de Cervantes, ha conseguido librarse del enjambre de miles de abejas que ha cercado la ventana de su salón desde el sábado, pero ha tenido que hacerlo por sus propios medios --quemándolas con gasoil--, "arriesgándome a que de repente se alborotaran y se metieran en mi vivienda. Lo hemos pasado mal", explica aliviado. Ni la policía, ni el apicultor ni los bomberos han podido hacer nada al existir dos construcciones ilegales que impiden el paso a la calle a la que da su ventana.