Ahora que la problemática con las antenas de Vodafone se encuentra más cerca de pasar a la historia (el juzgado de instrucción número siete ordenó, en una sentencia del 21 de marzo, el desalojo de las mismas por parte de la compañía de telefonía, aunque cabe recurso de apelación), y aunque todavía quedan las de Retevisión (Abertis), los vecinos de la plaza de Antonio Canales ven cómo se abren diferentes opciones para un posible uso beneficioso de la torre del reloj, el punto más alto de Cáceres. Y las ideas van todas en una misma dirección: dotarla de un uso turístico que suponga otro atractivo para atraer visitantes a la ciudad y para enriquecer a los comerciantes y empresarios de la zona.

Con el debate de si las antenas pueden o no ser perjudiciales para la salud ya olvidado, los vecinos sí coinciden en un obstáculo a salvar incluso si se retiraran todas el mismo día de mañana: éstas han podido debilitar y dañar la estructura de la torre y, para adecentarla para un uso turístico, haría falta una inversión. El ayuntamiento encargó en enero a la sección de Patrimonio un informe para saber la situación real de las antenas allí ubicadas. En el mismo se alude a otro estudio del servicio de Edificación del ayuntamiento que concluye que "la necesidad de realizar un estudio patológico que determine las lesiones estructurales y constructivas" que presenta el emblemático edificio y también las que afectan "a su integridad como elemento arquitectónico del patrimonio catalogado". Este informe debe servir de base para valorar las actuaciones que se hagan necesarias.

"Es una pena cómo está, toda llena de cables por dentro, sucia y en muy malas condiciones", lamentaba un residente de la barriada al ser preguntado por este periódico. Como otros muchos de sus vecinos, apuesta por aprovechar su gran altura y convertirla en un mirador. No en vano, desde lo más alto de la torre se puede observar todo el conjunto histórico de la ciudad y también sus aledaños. Una vista envidiable que lleva años desaprovechándose. "Sería muy bueno para atraer turistas a esta zona y enriquecer nuestros comercios", argumentaba una empresaria que regenta una multitienda en la plaza de Antonio Canales.

Pero las proposiciones de los vecinos de la barriada no sólo giran en torno a los usos turísticos. Quieren que también la disfruten los cacereños. Jonás Campón recuerda que, cuando él era niño, los chavales solían subir durante las fiestas al edificio, que data del año 1933 y cuya conservación, según el catálogo de bienes protegidos, es "buena".

ACCESIBILIDAD Y para terminar de adecentar la zona y hacerla atractiva al turista, los vecinos señalan otra prioridad básica: mejorar la accesibilidad para personas con movilidad reducida. Así lo expresó Manuel Campón, que presidió la asociación vecinal hasta hace algunas fechas, a este periódico. Campón lamentó que todavía haya bordillos "con más de cuarenta centímetros de altura", que dificulta el acceso a la plaza a personas mayores o con discapacidad. Son las acciones a realizar para hacer de la torre de la plaza de Antonio Canales un lugar atractivo para todos.