El salón de actos del edificio Valhondo está repleto. Son las seis de la tarde de ayer y la subida de las temperaturas se hace notar en la sala. El alcalde José María Saponi ha reunido a los dirigentes de las asociaciones de vecinos de la ciudad para hacer terapia de grupo . La puesta en escena de la convocatoria está medida. El edil no lleva la chaqueta de las mañanas y ha optado por un jersey verde manzana que le favorece.

Flanqueado por su asesor Rafael Valiente y los concejales José Luis Sánchez y Joaquín Rumbo, trae el guión preparado para, afirma, "hablar de dos temas que han generado inquietud y alarma" entre los ciudadanos. Son la denuncia de la OCU sobre la potabilidad del agua y el hotel de Atrio. Al final de la sesión, tras casi una hora y media, el repertorio se habrá ampliado a otros tres más: el ecoparque, la presa de Portaje y las dudas del alcalde acerca de que Cáceres tenga garantizado el abastecimiento de agua en el futuro.

Saponi está cómodo. Sus explicaciones son claras cuando afirma que la Organización de Consumidores y Usuarios tendrá que dar una explicación de "cómo, cuándo y de qué manera" tomó la muestra para asegurar que el agua de la ciudad no era potable. Rafael Valiente da a continuación una detallada relación de los controles que ésta pasa, como si de una clase magistral se tratara.

La conclusión final, reflejada ya en los medios, es evidente: Saponi asegura que la calidad está garantizada y que la población no tiene nada que temer. Le toca el turno a los vecinos. Antonio Moreno, de Moctezuma, expone su preocupación por el color del agua que llega a su vivienda. Los argumentos de Valiente le convencen.

El presidente más activo

El debate se amplía con la intervención de Miguel Salazar, de La Madrila, el más activo en el turno de preguntas del que se encarga el propio alcalde. Los bulos que este presidente vecinal ha escuchado en la calle tras la denuncia de la OCU ponen los pelos de punta: que si ha habido diarreas, que si la maquinaria de la depuradora es un fiasco. La conclusión es que "se ha especulado mucho" con este asunto.

Han transcurrido ya 40 minutos de reunión y toca pasar al segundo punto: El hotel de Atrio en la parte antigua. Saponi detalla la decisión tomada por la comisión del seguimiento del plan especial para vetar el proyecto de Tuñón y Mansilla. Tras defender que se trata de un proyecto "interesante y muy bueno para la ciudad", deja claro que "lo que tiene que mandar es que esté integrado en un conjunto del siglo XVII", como el entorno San Mateo. "Ojalá hubiera copiado esa fachada", dijo luego cuando terminaba la convocatoria y aludiendo a este periodista para darle "un titular".

Luis García, presidente de los vecinos de la ciudad monumental, es el único que pone en apuros a Saponi al plantearle si el ayuntamiento apoyaría el derribo de alguno de los edificios del futuro hotel, a pesar de la decisión tomada por la comisión. "No firmaré algo que lesione ese conjunto monumental", le responde.

Pero antes de ello, sentada en la primera fila, Guadalupe Iglesias, presidenta de Santa Bárbara, ha tenido que escuchar de la mesa presidencial la frase "déjate de victimismo" cuando ha pedido explicaciones de por qué el ecoparque se va instalar junto al vertedero municipal. "¿Por qué lo que no quieren en un sitio lo traen a Aldea Moret?", pregunta. El concejal José Luis Sánchez la tranquiliza y asegura que le enseñará el proyecto cuando esté listo.

El murmullo va en aumento hasta que el orden del día llega al tema estrella que, dice Saponi, "es uno muy gordo y más que el ecoparque". Es el abastecimiento de agua a la ciudad sobre el que el alcalde afirma que "no sabe lo que va a pasar". Tras asegurar que la presa del Almonte hubiera sido la solución de haberse licitado en el 2004, el alcalde se muestra contrario a Portaje. Salazar vuelve a intervenir para exponer que el proyecto del Almonte no se ha explicado a la población.

Se está haciendo tarde y el regidor anuncia que tiene una reunión a la siete y media. De más de una veintena de representantes vecinales, no han intervenido ni diez para plantear dudas sobre los temas de la agenda marcados por Saponi. Algunos le han ido dando la razón mientras permanecían sentados. La sesión con los vecinos ha terminado con poco debate y las dudas resueltas.