El Bloque C volvió a ser el punto de mira la tarde del pasado domingo. Antiguos inquilinos, ya realojados en sus nuevas viviendas, volvieron a su edificio para llevarse las puertas y las ventanas de las que fueron sus viviendas, según explicó a este diario la concejala de Asuntos Sociales, Marcelina Elviro. Uno de los dos inquilinos que aún viven en el inmueble dijo que se las llevan para "venderlas". "Cuando yo me vaya --continuó-- haré lo mismo, las he pagado yo y no tienen porqué quedarse aquí", advirtió.

Ayer, en la fachada que da a la calle Ródano faltaban una decena de ventanas. Concretamente, en una vivienda del primer piso habían derribado el tabique que tapiaba la vivienda para acceder a la misma y llevarse la ventana y demás utensilios.

RUIDOS Fueron los vecinos de alrededor los que se dieron cuenta de que volvía a haber movimiento en el Bloque C, al escuchar el ruido de personas picando las paredes que habían sido tapiadas tras el desalojo para desencajar las puertas y ventanas. Ellos alertaron a la concejala de Asuntos Sociales, Marcelina Elviro, que aseguró que acto seguido llamó a la policía local para que se personara en la calle Ródano y evitara que las casas volvieran a ser ocupadas.

"Se están llevando puertas y ventanas para vender chatarra, pero no se ha ocupado ningún piso. El Bloque C ya es un edificio fantasma", aseveró Marcelina Elviro, que incidió en que el ayuntamiento está esperando a que se vayan las dos últimas familias que quedan --de las demás solo una no ha firmado las escrituras, a la espera de que devuelva las llaves de su vivienda del Bloque C-- para tapiar el edificio y protegerlo.

Por otro lado, el patio del inmueble está inundado debido a la avería en las tuberías que comenzó en verano. "Nosotros no tenemos que arreglar esa avería. Cuando nos enteramos pactamos con los habitantes legales cortar el agua, pero las familias que aún viven ahí la han vuelto a abrir. Ya les hemos alertado de que si continúan haciéndolo puede haber un cortocircuito", explicó la edil de Asuntos Sociales. "Claro que abrimos el agua, tenemos que lavarnos y duchar a nuestros hijos", dijo uno de los actuales inquilinos.