La décima sesión del juicio por los ruidos de La Madrila puso de manifiesto que el problema preocupaba a todo el barrio. De hecho hubo vecinos que, a pesar de no sufrir molestias por ruidos, se unieron a la querella criminal que ha dado lugar a este proceso judicial. Es el caso de Francisco D. G., vecino del número 8 de Doctor Fleming. Él se unió a Cacereños contra el ruido por solidaridad con sus vecinos. A él le molestó un tiempo un bar que se llamaba Tubo’s, ya cerrado, y dijo que escuchaba la música de La Cuerda, que se encuentra a unos 200 metros de su casa.

El suyo no es un caso aislado, aunque lo cierto es que la mayoría de los vecinos que acuden como testigos a las sesiones vivieron «un infierno», como Soledad L. G., a quien molestaba el bar Submarino. Vive en el número 6 de la calle Doctor Fleming desde el año 2008, cuando comenzó el sufrimiento. «A partir de las tres o tres y media empezaba a notar una vibración fuerte que estaba unos días hasta las nueve, otros hasta las diez y otros hasta las once de la mañana», recordó esta vecina. Dijo que llamó muchas veces a la Policía Local para quejarse, pero que la situación continuaba.

«Se siente mucha impotencia y te pones muy nerviosa, ves cómo tu hija no puede dormir y te tienes que aguantar. Es un auténtico sufrimiento», aseguró. Y añadió que temen que la situación vuelva a repetirse: «Sabemos que puede volver a pasar porque seguimos con locales debajo y no conseguimos nada».

Su experiencia la confirmó su marido, Manuel. P. P., que también prestó declaración ayer. «Los jueves, viernes y sábado era invivible, imposible dormir, vibraba hasta la almohada. Era insoportable». Comentó que esta situación le afectó también personalmente. «Tiempo después me han detectado una arritmia y estoy seguro de que influyó la situación de nerviosismo que todo esto me provocaba, no se lo deseo a nadie».

A Valentín B., que reside en el número 11 de Doctor Fleming, le afectaba el ruido de Carpe Diem, local al que denunció en varias ocasiones pero que no se encuentra entre los bares imputados ni entre los que se incluyeron en la querella criminal que presentó la asociación Cacereños contra el ruido. «He visto ahora que no está denunciado y no lo entiendo», afirmó.

A PARTIR DEL 2007 / Las molestias se incrementaron a partir del 2007: «Cambió de dueño y se cambió también la categoría del bar, esto último sin tener en cuenta a los vecinos», señaló. Dijo que llamó muchas veces a la policía: «Era muy raro, llegué a pensar que me tenían pinchado el teléfono porque cuando llamaba se paraba el ruido y volvía después de que pasaba la policía», explicó. Todo esto le generó un «estado de nerviosismo», lo que le llevó a tomar la decisión de marcharse a su vivienda del pueblo los fines de semana durante el verano, para poder dormir.

Por último dio su testimonio el actual presidente de la asociación, Fernando García Polo (a quien se conoce por Fernando Figueroa). Señaló que el colectivo se creó para defender los problema de los vecinos porque «las denuncias llegaban a la Policía Local y se quedaban metidas en un cajón». Y afirmó que él, personalmente, advirtió a la exalcaldesa, Carmen Heras, de la situación y le comentó que había vecinos que tenían lesiones y que se habían visto obligados a acudir al médico por este asunto. Aclaró que la querella se dirigió contra Heras y Carlos Jurado porque los ruidos se incrementaron en 2008 y en ese momento ellos eran los responsables del ayuntamiento. Aunque reconoce que la situación continúa: «A la alcaldesa actual (Elena Nevado) le he indicado que puede acabar como su antecesora, por los mismos problemas». El juicio se retomará el lunes, cuando declararán más vecinos y uno de los jefes de la Policía Local en aquella época, Emeterio Corchado.