Veinte años no han sido suficientes para que los regidores de la ciudad se hayan puesto las pilas aprovechando el título de Patrimonio de la Humanidad concedido a Cáceres por la Unesco.

¿Cómo? Por ejemplo, conservando el conjunto de la ciudad histórica y adecuándola a los tiempos. Los turistas siguen echando de menos servicios que den vida a la parte antigua. La panorámica de los palacios sigue apuntando al cielo con antenas trasnochadas.

La sociedad de la comunicación tiene que convivir en el conjunto histórico con elementos modernos y no visibles. Actualmente se clava una placa recordando a alguien, en la fachada de un edificio del siglo XVI, sin consideración al monumento.

A pesar de todo, Cáceres ha disfrutado de ser parte de un grupo de seis ciudades que a finales de los 80 eran las únicas Patrimonio de la Humanidad en España. Se impulsó como ciudad de congresos y por ésta y otras circunstancias Cáceres se conoce, se visita y aspira a ser elegida Ciudad Europea de la Cultura en el año 2016.