La Comisión de Medio Ambiente del Senado debatirá en dos semanas una moción del PP en la que se plantea que se retome el proyecto de una presa en el río Almonte para abastecer a Cáceres y se desista de hacer el trasvase desde Portaje al Guadiloba. Es una posibilidad difícil por razones medioambientales (esto pese a que la conducción de Portaje al Guadiloba sea un proyecto que se tenga que variar y cuya finalización se vaya a prolongar 4 años desde la fecha de su adjudicación). Pero la mención a la presa en el Almonte ha unido a una veintena de colectivos, en su mayoría conservacionistas, para reclamar de nuevo que este río se declare reserva natural fluvial.

Representantes de los colectivos se reunieron ayer por la tarde en Cáceres. Esta petición de reserva natural se exigió por primera vez en marzo del año 2005 y después se reiteró en diciembre del 2007. Con la reunión de ayer se pretendía "dar un toque de atención" a Medio Ambiente y a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) "por su pasividad" en la tramitación de la solicitud presentada, manifestó ayer Pedro Brufao, profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura y representante de Aems-Ríos con Vida, de las primeras asociaciones en pedir la declaración.

Brufao explica en un artículo, titulado ´Almonte, un río de vida y cultura´, que el Reglamento de Planificación Hidrológica regula las zonas protegidas y entre éstas destaca la reserva natural fluvial, que se establece para las masas de agua con escasa intervención humana, que pasarían a un registro y se considerarían sitios de referencia, en los que estaría limitada las concesiones o autorizaciones de uso.

La administración competente podría dar autorización en caso de que los efectos negativos no sean significativos, pero "los criterios para fijar estas presiones significativas se establecerían en el plan hidrológico", recuerda Brufao en su artículo, en el que hace la siguiente reflexión: para la administración que da la autorización y para los peticionarios de una concesión sería más rápido acudir al registro y comprobar si se puede o no dar la concesión.

UNA RESPUESTA INMEDIATA "La virtud de esta figura --según explica el profesor universitario- es que supone una respuesta inmediata negativa a la solicitud de la concesión" y puede eliminar "la discrecionalidad e incluso la arbitrariedad administrativa". Lo que se quiere es una protección efectiva del Almonte, que la regulación que se recoge en el reglamento "no se convierta solo en una figura decorativa". Brufao recordó ayer que hay un borrador elaborado por el Centro de Estudios y de Experimentación de Obra Pública de los Ministerios de Fomento y de Medio Ambiente que incluye "un tramo del río", aunque Brufao recordó que solo se ha guiado por criterios botánicos "y de lo que se trata es de que en el río no se dé jamás una concesión".