Una habitación blanca y un ataúd con un hombre dentro. Es José A. Secas, "artista polifacético" fallecido en Cáceres el pasado día 21 y por el que su familia y su amigo Martan Zaguán ruegan una oración por el eterno descanso de su alma. Eso al menos reflejan las esquelas colocadas en la puerta. Un libro de condolencias, las fotos del muerto y hasta una botella de licor de hierbas para brindar por el otro mundo. Una corona a los pies del féretro remata la escena que, aparentemente luctuosa, es puro artificio.

En la misma estancia que se utilizó para la polémica instalación con grillos vivos, Habana Espacio Libre ha dispuesto un velatorio en toda regla entre las propuestas artísticas para inaugurar ayer el curso. José A. Secas, perfectamente maquillado, permanece en posición horizontal. Pálido. Hasta mañana "no resucitará", explican en Habana, aunque del féretro tenía previsto salir anoche tras más de tres horas tumbado.

En las caras del público que entra y sale se mezclan la sorpresa y las ganas de irse cuanto antes. Pocos están más de un minuto. "Me da grima", dice Toñi, una empresaria que sonríe tras visitar al muerto. Carlos, pintor, ya venía avisado. Dice que parece creíble aunque se trate de un velatorio con un muerto muy vivo. Cosas del arte.