El traslado del mercado franco a La Mejostilla se convirtió ayer en la comidilla de la cita semanal (esta semana adelantada al martes por la jornada festiva de hoy, Día de Extremadura). Tanto vendedores como usuarios han acogido la medida con tibieza. Los primeros porque no saben aún si el traslado supondrá más ventajas que inconvenientes (de hecho el colectivo que les representa reiteró ayer su postura de no hacer declaraciones hasta reunirse con el ayuntamiento); los compradores, porque el hecho de que el traslado no se vaya a llevar a cabo de forma inmediata, les permite prepararse para el cambio.

"Siempre que se decide cambiar la ubicación se plantea el mismo problema, en cuanto a si el cambio nos beneficiará o si perderemos clientela, pero lo cierto es que siempre ha ido ganando gente". Quien habla es Guadalupe Jaraíz, que regenta un puesto de verduras con más de 30 años de trayectoria en el mercado cacereño, y por tanto ha conocido las tres ubicaciones (además de ronda de la Pizarra, El Rodeo y Camino Llano). Era la una y media de la tarde, apenas le quedaba género, pero estaba esperando a que no quedara gente en el mercado, para poder entrar la furgoneta con la que vienen desde Miajadas, y meter las cajas vacías. "Es uno de los problemas de este mercado, entrar y salir es horrible, así que deberían solucionarlo en el sitio que ahora han elegido", plantó. "Y también que instalen baños", añadió. Ambas cuestiones aparecían recogidas en el proyecto de urbanización, según explicó el lunes el concejal Miguel López, después del ´sí´ de la comisión que preside, de Desarrollo Local, al traslado del mercadillo.

MEJORAS Otros eran más optimistas. "Si hacen las cosas bien en el sitio nuevo, podríamos tener los camiones frigoríficos junto al puesto, para mantener allí productos que deben estar refrigerados", explicó señalando una bandeja con bacalao en salazón, Diego Alvarado, que mantiene un puesto de embutidos en el mercado franco desde hace 33 años, los mismos que lleva en marcha.

También los había menos optimistas. "Tenemos una clientela fija y hoy --por ayer-- ya nos han dicho que cuando se lo lleven al otro sitio no irán todas las semanas", se quejó Diego Fernández desde su puesto de ropa vaquera. Por eso, puestos a cambiar, pidieron que la nueva ubicación les permita tener "puestos más amplios", dijo, y comparó los de Cáceres, de tres metros, con los de Badajoz, que llegan a siete siete.

Entre los usuarios, comprensión, a pesar de que el cambio les aleja el mercado. "Nos gusta más la ubicación actual, pero entendemos que molesta más y si el otro sitio es mejor y más amplio, iremos allí", afirmó Claudia Cortés, mientras recorría la zona de verduras con una amiga. A otros, que ya viven alejados del actual recinto de mercado, la nueva ubicación no les impedirá cumplir con la cita semanal. "Vivo en el R-66 y vengo casi todas las semanas", explicó Candi Silva. Para hacerlo coge un autobús, así que "si lo trasladan cogeré otro autobús distinto para ir", resolvió. Más tajante se mostró José Andrada, mientras descansaba