Fue la gran protagonista de la jornada sin pretenderlo. "Si llego a saber esto, ni vengo", decía tras recibir el ramo de flores y la caja de bombones con la que la cofradía de los Santos Mártires pagó ayer la desinteresada contribución de Julita Muriel durante 27 años. En ese tiempo, sus coquillos no han fallado nunca en la mesa de pujas "aunque yo no he podido venir siempre", reconocía ayer. Y como siempre, ayer fue el primer producto que se agotó. Tienen fama ya.

A sus 87 años, recuerda que "la fiesta ha cambiado muchísimo en todo este tiempo y algunas cosas son mucho mejor, como el escenario", señalaba "pero antes siempre se celebraba el 20 de enero, que es la verdadera fiesta, y era más bonito", apunta. Ya acudía a los Mártires siendo una jovenzuela, y ya se apuntó ayer a la cita del 2009 en el Paseo Alto. "Habrá que hacer otra bandeja de coquillos", concluía con humor.