Veroño

Un veroño aplaudido por aquellos pueblos que aún están en fiestas, así como por los organizadores de los numerosos eventos al aire libre -de diversa índole- que se prodigan en estas fechas. Esta “semiestación” por el contrario, no favorece al campo, que mira con paciencia al cielo buscando acaso nubes que sacien la sed de la tierra, y resopla con recelo por no tener fecha fija la caída de la hoja.

En lo que respecta a la calle, parece que el ciudadano de a pie, tampoco se queja: se prorrogan los paseos de media tarde (o tarde y media), continúan los encuentros de terraza y velador, y las esperas a pie de puerta de diversas entidades u organismos (tan propios de estas fechas), son menos incómodas -si cabe-, que cuando se hacen bajo la lluvia.

A nosotros, acostumbrados a estos desajustes climáticos, no nos sale de ojo estar a 6 de octubre superando los 30 grados de temperatura; pero seguro que sorprende tanto a los nuevos estudiantes Erasmus que ya ocupan plaza en nuestras universidades desde hace semanas, como aquellos jóvenes que ayer eran recibidos en el ayuntamiento cacereño, dentro de un proyecto europeo centrado en la comunicación; y a todos aquellos que nos visiten en estas fechas. Pronto se acostumbrarán a este des-tiempo extremeño, y acuñarán el término que empleamos a diario para definir esta “indecisión” estacional, que parece extender el tiempo de ocio, y reducir el estrés de rutina.

Y gracias a este aplazamiento otoñal, están de enhorabuena los amantes de la música en directo y al aire libre, que ayer disfrutaron de la actuación en El Corral de las Cigüeñas de Earl Thomas, encargado de abrir una nueva edición del Festival Internacional de Blues de Cáceres. Un excelente aperitivo de un fantástico cartel, que hoy se desplaza a la Plaza de Santa María, con tres conciertos más y se prolongará hasta mañana, con otros cuatro, haciendo de esta cita anual, el mejor plan para este fin de semana de veroño.