Francisca Prieto, de Trujillo, viaja por primera vez a Lourdes. En su rostro se nota la ilusión del que se embarca hacia lo desconocido, aunque la referencia de sus compañeros que ya han vivido la experiencia otros años le hace presentir que todo irá muy bien.

Está postrada en una camilla a causa de una meningitis que tuvo a los siete meses de edad; dice que después de tanto tiempo "ya lo tengo superado" y confiesa que no hace la peregrinación para "buscar un milagro" sino para vivir una experiencia, "pasarmelo bien y hacer amigos".

En la misma línea se manifiesta Fulgencio Rodríguez. Es de Berzocana, pero vive en el CAMF de Alcuéscar, lleva 20 años peregrinando y recomienda la experiencia a todo el mundo. Dice que le sirve para "cargar pilas".

Por el andén de la estación de autobuses, lleno de peregrinos y voluntarios, se encuentra Ana Muñoz, de Miajadas. Este es su décimo viaje, dice que tiene fe en la Virgen, "pero no en los milagros". Lleva desde los 18 meses sin movilidad en las piernas y solo pide "quedarme como estoy". Se embarca de nuevo en este viaje por lo bien que se lo pasa y por salir de la rutina diaria.

En total son 320 personas, 100 de ellos enfermos y el resto voluntarios y personal sanitario. Proceden de todos los puntos de la provincia de Cáceres, Mérida y la ciudad de Badajoz.

El viaje lo organiza la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes de Coria-Cáceres y su vicepresidente Emilio Márquez, dice que la peregrinación del siguiente año se empieza a preparar una vez termina el de éste y ya llevan diecisiete ediciones.

Todo preparado

Márquez comenta que se trata de personas que necesitan unas atenciones especiales y los mismos autobuses, que en esta ocasión son seis, tienen que estar adaptados para llevar las sillas de ruedas y las camillas.

Además de los familiares y voluntarios que les acompañan, van con ellos un equipo sanitario formado por 10 enfermeros y un médico por si ocurre cualquier eventualidad.

El director de la Hospitalidad, Francisco José Pacheco, tranquiliza a los familiares que se quedan, diciendo que está todo previsto tanto para el viaje, de doce horas, como para la estancia en la residencia de Lourdes.

Por su parte, Márquez explica en tono irónico que se trata también de un viaje en el que "los enfermos y familiares descansan los unos de los otros mutuamente. A los familiares les decimos que vivan el viaje y se olviden porque los enfermos están bien atendidos".

Una de estos familiares es Milagros Moreno, a su padre le dio un ictus hace nueve meses y está en silla de ruedas y asegura que este viaje le va a ayudar a poder encontrarse con gente que está como él y a "mejorar su estado de ánimo que es tan importante para una persona con una enfermedad incurable".

Los 320 peregrinos estarán en Lourdes hasta el próximo martes y allí participarán en los actos en honor a la Virgen y realizarán convivencias.