La noche de las elecciones municipales del 26 de mayo será la de las calculadoras, la noche de Víctor d’Hondt, cuyo método de cálculo es el que determina cuántos concejales corresponden a cada grupo político. Tal vez sea la fórmula menos mala, pero desde luego no es la mejor porque premia a los partidos con más votos y castiga al resto. No es el sistema más equitativo en relación a los resultados que obtiene cada fuerza, pero no se plantean alternativas, tal vez porque los que al final gobiernan lo consiguen también gracias a d’Hondt y su método. A esto se suma que si no se saca más del 5% de los votos no se entra en la corporación local. Con este límite se impiden corporaciones muy fragmentadas con numerosos grupos políticos y se beneficia a los más votados.

Si vamos a las últimas elecciones municipales, de mayo de 2015, con el sistema d’Hondt el PP, que fue el partido más votado y consiguió 11 concejales, logró su noveno edil con 1.939 votos, el décimo con 1.745 y el undécimo con 1.586, mientras que el PSOE, el segundo con 8 representantes, logró su séptima concejalía con 1.998 votos y la octava con 1.748 papeletas.

Por contra, Ciudadanos, tercero en esos comicios con cuatro ediles, alcanzó su tercer concejal con 2.351 votos y el cuarto con 1.763, mientras que CACeresTú (Podemos), cuarto con dos ediles, sacó su segundo concejal con 2.224 votos. Otros partidos como Cáceres en Común, que logró 2.308 papeletas, e Izquierda Unida, con 1.933, habrían obtenido un concejal cada uno con el método d’Hondt si no se aplicase el límite del 5%. Hace cuatro años para superar esa barrera se necesitaban 2.533 votos.

Con las papeletas válidas en esas elecciones, cada concejal habría necesitado de media 2.025. El PP, el más votado, sacó 4 ediles por debajo de esa cifra; el PSOE, segundo, dos; y Cs, tercero, uno.

En las elecciones del 26 de mayo ese método y ese porcentaje serán más decisivos que nunca porque se prevé que serán los comicios con el voto más repartido desde que en 1979 se celebraron las primeras elecciones democráticas tras la dictadura. Los dos partidos que hasta ahora han dominado en la política local, PP y PSOE, necesitan movilizar a su electorado porque cuantos más votos y menos abstención haya, ponen más alto el listón del 5%; y cuantos más apoyos consigan, menos votos necesitarán para sacar sus últimos concejales, los que esta vez se presentan como determinantes.

El ganador de las elecciones del 26-M no saldrá de las urnas, sino de los acuerdos postelectorales, y cuantos más concejales se logren ,mejor se pacta. La alcaldía se puede ganar o perder por el puñado de votos que se necesitan para obtener los últimos ediles de una corporación que tiene 25 miembros o para superar el límite del 5%.

Las elecciones municipales del próximo 26 de mayo se deciden en cierto modo también en Bélgica, no por Carles Puigdemont, sino por el jurista y profesor belga Víctor d’Hondt, que inventó el método que decide cuántos concejales tiene cada partido.