Los pequeños se convirtieron ayer en los protagonistas de los actos marianos que se celebran estos días en la concatedral de Santa María. Aunque la lluvia sorprendió, ésta no restó afluencia al que se ha convertido en uno de los actos más masivos y emotivos del Novenario de la Virgen de la Montaña: la presentación a la patrona de los niños nacidos en el año.

Esto es en teoría, pues aunque en este acto sí son mayoritarios los bebés, ante la Virgen, situada en el presbiterio de Santa María, pasan niños de todas las edades y muchos repiten todos los años. "Mi hijo tiene ya tres años, pero nunca faltamos a esta cita, que para los cacereños es muy importante", comentó a EL PERIODICO Pilar, a la que sin duda imitan muchas madres de la ciudad.

Aunque el acto comenzaba a las cuatro y media de la tarde, desde mucho antes el templo se encontraba lleno, ocupado por los llantos de los más pequeños y las carreras juguetonas de los ya algo más mayores. Llantos y juegos sustituyeron ayer al silencio y recogimiento que habitualmente se aprecia en el templo.

A los presentes y los que de forma continuada accedían a la concatedral se dirigió el dean, José Antonio Fuentes, que valoró muy importante "presentar a los niños ante la Madre para que ésta los presente a su Hijo y ambos los protejan". Posteriormente, tras recorrer el templo impartiendo agua bendita, "como recuerdo del bautismo", señaló el dean, cientos de niños desfilaron ante la Virgen de la Montaña y bajo su "manto protector" al tiempo que Fuentes Caballero les hacía en la frente la señal de la cruz.

Esta tradición, que surgió hace unos años "de forma espontánea", se refuerza de año en año, reconoció Francisco Javier Acedo Reifarth, vicemayordomo de la Cofradía de la Montaña. "El acto más multitudinario del Novenario es, sin duda, el Besamanto, pero la presentación de niños a la Virgen es cada vez más masivo".