Se veía venir. Puesto que la pureza de nuestro aire no admite el humo de las chimeneas de fábrica alguna, la exuberancia de la fauna y la flora de nuestras tierras no permiten abrir minas, nuestro amor por los pajaritos es incompatible con un aeropuerto, para salir del marasmo que nos inunda, proporcionar oportunidades a nuestros jóvenes mejor preparados para que no se vean obligados a huir de aquí y para llevar la contraria a quienes aseguran que la ciudad está muerta no nos quedaba más alternativa que convertirnos en la capital mundial de la espiritualidad.

Ya somos uno de los más señeros del catolicismo pretridentino y ahora se anuncia la posibilidad de que se instale en Cáceres un centro budista, pero eso debería ser solamente el principio pues a él le habrían de seguir el centro sintoísta, el bahaísta e incluso el de vudú. Supongo que todos ellos o al menos la mayoría tendrán fiestas populares y manifestaciones públicas de su fe de manera que a la Semana Santa le seguirá o antecederá el triduo o la semana o el mes de varias religiones con lo que el catovi tiene espectáculo gratuito y entretenimiento para mucho tiempo y es posible que en el ropero de algún adicto a las procesiones esperen su turno los capuchones de varias cofradías y el blanco ropaje de los Hare Krishna.

Me pregunto si será capaz el catovi de compaginar a Buda con la Virgen de la Montaña que hasta ahora tenía la exclusiva pues desde este momento aumentará la competencia y dado que algunas manifestaciones religiosas son muy dadas a los excesos en sus construcciones y desfiles no debe ser plato de buen gusto para la Virgen que le pongan al lado una estatua de Buda de cuarenta metros de altura. Muchas niñas ya no se llamarán Montaña sino Indira o Misako, los sacerdotes lamas pasearán por Cánovas, la juventud, totalmente rapada, en lugar de hacer botellón o frecuentar la Madrila hará meditación en un templo o en plena naturaleza. Menos mal que siempre nos quedará Franquete para guardar las esencias.

*Profesor