Virginia Calleja lleva diez años trabajando para Cáritas. Es la educadora social del centro y se encarga de acompañar a los sintecho cuando tienen que hacer gestiones administrativas, judiciales o médicas. "Necesitan un apoyo, muchas veces a ellos solos no les atienden. Voy con ellos a buscar trabajo, al médico, a comprarles las medicinas, a hacerse el DNI,... Es el mejor momento porque compartes muchas cosas. Acabamos haciéndonos amigos", dice Virginia.

El Centro Vida de Cáritas está al 97% de ocupación los meses de octubre y noviembre. Los días de frío se notan. "La gente viene a resguardarse, aunque aquí hay gente todo el año. Muchas veces tenemos que decirles que no pueden entrar porque no hay sitio. Es complicado y duro pero no damos para más", explica. Cáritas tiene alojamiento para 16 personas y espera desde hace más de diez años la construcción de un nuevo centro, que no llega por falta de fondos económicos."Trabajar aquí es muy satisfactorio, son personas y muchas muy agradecidas. Me gusta ver cómo hay gente que quiere salir de la calle, y salen adelante. Otras muchas veces te llevas decepciones y tienes que luchar mucho", cuenta Virginia.