Los vecinos de la barriada de El Vivero acuerdan denunciar a la gasolinera y el lavadero por ruidos. Lo han decidido esta semana en una reunión de la asociación vecinal, que será el colectivo que se encargue de gestionar la demanda. Están a la espera de recibir un informe pericial que han encargado al laboratorio de ruidos de la Politécnica y que quieren adjuntar a la denuncia. Una vez que lo tengan, la presentarán en el juzgado.

«Es insoportable vivir al lado, el ruido es permanente», indica el abogado de la asociación de vecinos, Antonio Fernández, que pertenece a su vez al colectivo. Señala que lo que escuchan desde sus casas es el choque de las mangueras de agua a presión contra las carrocerías de los coches cuando los clientes acuden allí a lavarlos. «Se ha creado el consejo sectorial del ruido pero antes de hacer esto el ayuntamiento tiene que procurar ver qué actividades generan molestias a los vecinos. En este caso no han seguid o las diligencias a la hora de otorgar las licencias», añade Antonio Fernández. El lavadero abre todos los días de 7.00 a 23.00 horas.

La denuncia también afecta a la gasolinera. La apertura de este negocio vino también acompañada de quejas vecinales. Los afectados protestaron porque se negaban a convivir con un negocio como este junto a sus viviendas. En cambio, el ayuntamiento siempre ha defendido esta actividad porque cumplía todos los requisitos necesarios para su puesta en marcha.

Los vecinos, sin embargo, consideran que la empresa está incumpliendo las licencias que se le otorgaron porque no respeta el proyecto (el lavadero debería tener cuatro cabinas de lavado pero tiene cinco). Y ponen de manifiesto que se dio luz verde a su apertura sin haber realizado antes mediciones para conocer si el ruido que emite la actividad supera los decibelios permitidos.

MÁS DENUNCIAS / El de El Vivero es el segundo negocio de estas características que acaba en los juzgados. Primero fue el de Residencial Ronda, donde los vecinos se han quejado tanto de la gasolinera como del lavadero. Este último continúa precintado por orden municipal por falta de documentación (no había entregado el modificado de obras ni el certificado acústico). El ayuntamiento lo clausuró el pasado mes de septiembre, después de que los residentes pusieran cuatro denuncias en la Policía Local y presentara un escrito por las molestias que les generaban los ruidos.

Los propietarios de Petrogold, empresa que gestiona el lavadero, ya han presentado la documentación requerida, que está siendo evaluada por los técnicos municipales. Han aportado además un informe con las medidas que van a llevar a cabo para atenuar las molestias. Después de analizar la documentación se decidirá si puede reabrir al público.

MANIFESTACIONES / En cambio, el problema de la gasolinera de bajo coste llegó hasta el juzgado. Antes, los afectados realizaron varias manifestaciones para pedir al ayuntamiento que retrocediera y denegara la licencia de apertura. Y pusieron pancartas en los balcones de sus viviendas, en las que podía leerse «gasolinera no». Finalmente presentaron en el año 2014 un contencioso-administrativo contra la resolución municipal en la que se daba luz verde a la apertura de la gasolinera. El juzgado terminó dando la razón al consistorio y a la empresa, que todavía continúa con su actividad en esa zona. El ayuntamiento siempre ha defendido que otorgó la licencia porque cumplía con todos los requisitos exigidos.