Son una especie en extinción. Mantener un palacio no es ningún cuento de hadas y no hace falta irse muy lejos para encontrar ejemplos. Cinco propietarios de casas históricas en la ciudad monumental cacereña explican sus experiencias. La Oficina del Area de Rehabilitación Integral del ayuntamiento tiene registradas 46 casas históricas, de las que 14 son palacios construidos en la parte antigua. En España, la Asociación de Casas Históricas y Singulares, una organización sin ánimo de lucro, cuenta con más de 500 propietarios de edificios de importancia histórica o con una construcción peculiar. Defender y coordinar esfuerzos ante las administraciones figura entre sus objetivos, además de difundir la labor que, en favor del patrimonio, realizan los dueños de estos inmuebles.

LOS PROTAGONISTAS

Testimonios como el de Mercedes López Montenegro y Pascual Churruca, actuales propietarios del palacio de los Golfines de Arriba, demuestran el esfuerzo por superar, sin apenas ayudas, las dificultades que supone mantener un inmueble de 4.000 metros. La tradición familiar de siglos también alienta la conservación de estos edificios, como afirma la condesa de Canilleros, que pasa los veranos en su palacio de la parte antigua.

Pero el factor sentimental no resuelve la falta de un marco legal adecuado a la conservación de estos edificios, como demanda la Asociación de Casas Históricas y Singulares, para equilibrar el pago de las cargas impuestas por la ley actual de Patrimonio Histórico.

La apuesta por invertir en la rehabilitación de inmuebles también desempeña un papel importante. Es el caso de la familia Pitarch, que cambiará en mayo su cómodo piso en el centro por un palacio en plena ciudad monumental. La falta de aparcamientos, la seguridad y una mayor atención por parte de las instituciones forman también parte de este puñado de historias, a caballo entre la fe en seguir viviendo en un lugar distinto, y poder asumir un mantenimiento cada vez más costoso.