Vuelven las concentraciones y los tiempos aciagos. Los trabajadores de la empresa de cerámicas Waechtersbach realizaron ayer una protesta en la calle para pedir a las instituciones más control sobre la situación de la planta, que ha realizado drásticos recortes hasta el 31 de diciembre. Ochenta de los 92 empleados sólo trabajarán un día por semana durante estos tres meses, y tendrán que cobrar noventa días de sus subsidios de desempleo para suplir la nómina.

El nuevo empresario, Rodríguez Carmona, solicitó los recortes en septiembre, quince meses después de salir de la quiebra. La falta de pedidos de EEUU, motivada por la crisis internacional, ha provocado esta parada temporal de la actividad fabril. Pero la plantilla no confía en el futuro: "Al empresario se le consiente todo con tal de que la industria siga abierta. Los políticos no quieren ver otra cosa y por eso han aprobado el expediente de regulación, pero nadie piensa en nuestra situación, con riesgos laborales, menos salario, más trabajo y ninguna inversión", explicó ayer el comité de empresa.

Los trabajadores consideran que la Junta y la Inspección de Trabajo "deberían respaldar a la plantilla e interesarse por la crisis", en lugar de "aprobar sin más el expediente del empresario". Muchos se atreven a ver el final de la fábrica: "Estamos prolongando una situación angustiosa, agotando el paro y perdiendo unos años importantísimos para buscar otro empleo, porque la mayoría tenemos cierta edad", lamentaron en la puerta del Sexpe, donde ayer tramitaron el cobro de los subsidios.