Ha sido un año de lágrimas, huelgas, paros, desesperación... "Pero hoy ya no hablamos de una fábrica agonizante o conflictiva. En cuatro meses se le ha devuelto la credibilidad y sigue adelante con 90 empleos". Así se pronunció ayer el comisario de la quiebra de Waechtersbach, Felipe Vela, durante una rueda de prensa poco habitual en el seno de esta empresa por su marcado optimismo. Tras meses de desesperanza e incertidumbre, ayer, por primera vez, los responsables del proceso hablaron de futuro, de rentabilidad, de porvenir. Sólo resta el apoyo de los 70 acreedores.

La situación es alentadora. Desde que el empresario madrileño Alejandro Rodríguez Carmona se hizo cargo de la planta en septiembre, ésta ha cambiado el rumbo y ha logrado una cuenta de resultados positiva en diciembre. "Durante los últimos cuatro meses se ha demostrado que la fábrica vuelve a ser rentable, se ha pasado de la duda a la certeza", dijo Vela, que achacó el mérito al "encomiable esfuerzo" realizado por la plantilla y la gerencia, en manos de Manfred Caesar.

LAS FECHAS DEFINITIVAS

Vela y Gracia Porras, síndico de la quiebra, se reunieron ayer con los empleados y el gerente para anunciar los plazos establecidos por el juez, tendentes a que la fábrica acabe definitivamente en manos de Carmona, su última esperanza, el 30 de abril como tope.

La planta está bajo tutela judicial desde la suspensión de pagos presentada hace un año por los accionistas alemanes, propietarios hasta ahora de la firma. Carmona ha dado rentabilidad a la fábrica, pero tendrá que afrontar un segundo examen para quedarse finalmente con su titularidad en abril: la negociación del pago de la deuda con los acreedores, que asciende a 4,2 millones de euros (782 millones de pesetas).

"Sin la firma de éstos no podemos seguir. No entenderíamos que negaran su respaldo tras los esfuerzos realizados y la viabilidad demostrada", subrayó Vela.