Como médico de Aldea Moret acostumbra a convivir diariamente con diferentes culturas, algo de lo que dice sentirse orgulloso porque le ha ayudado a enriquecerse como persona y como profesional. No se considera un womero por excelencia, ni siquiera en sus épocas de juventud, pero cree que el festival es una oportunidad "maravillosa" para abrirse al mundo.

--Womad es...

--Un avance en todos los sentidos. Es un momento para juntarnos con otras culturas, lo que ayuda a enriquecernos como personas. Es maravilloso que podamos convivir todos juntos en un evento como este y a la vez poder disfrutar de nuestra parte antigua tan bonita. Además creo que trae alegría a esta ciudad, donde hay mucha gente desilusionada. Es bueno que venga gente de fuera a recordarnos que todavía quedan ganas de vivir.

--¿Recuerda su primer Womad?

--Recuerdo que me encantaba comprar las cosas nuevas que traía aquella gente que de repente copó nuestra ciudad. Recuerdo la ciudad antigua llena de personas. A los cacereños nos llamaba la atención aquella gente rara que se ponía rastas. Nunca he sido womero ni entendía mucho de música, pero reconozco que aquel ambiente me gustaba.

--¿Participa en el festival?

--Normalmente bajo a dar una vuelta con mi mujer a ver los puestos y el ambiente, pero ahora quienes lo disfrutan son mis hijos.

--Cree que Womad mejora el turismo y la economía?

--Por supuesto. Los hostales y hoteles se llenan y los bares están a tope. Eso es lo que necesita Cáceres.

--¿Cree que el festival forma ya parte del paisaje cacereño?

--Sí, los cacereños se han acostumbrado a él. Al principio estábamos recelosos y nos generaba inquietud, pero ahora todo el mundo sabe que la celebración de este festival repercute de manera positiva tanto en la ciudad como en los ciudadanos. Hay que darlo a conocer porque es una de las mejores cosas de Cáceres.