Faltaban unos segundos para que el reloj diera las siete menos cuarto de la tarde de ayer cuando se anunció a Maite Paz, Mujer Cocodrilo, para inaugurar la vigesimoquinta edición del Womad en Cáceres en el escenario de la plaza Mayor. El céntrico emplazamiento de la capital cacereña todavía no lucía un lleno a rebosar, aunque ya se podía observar varios grupos que esperaban ansiosos el comienzo de la música. "Aquí se viene a disfrutar. A bailar y a pasárselo bien. Aunque llueva", manifestaban un grupo de amigos rodeados de varios garrafas de vino y de no menos latas de cervezas instantes antes del comienzo del primer concierto.

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Como si de un llamamiento se tratara, o simplemente por el contagioso ritmo punk, reggae y rumbero de la artista extremeña, poco a poco se fue llenando la plaza. A ella fueron llegando cientos de jóvenes ansiosos de Womad. A la plaza Mayor y también a los otros dos escenarios, uno ubicado en la plaza de San Jorge y el otro, del Instituto de la Juventud de Extremadura, en Santa María. En el primero no hubo música hasta algo pasadas las diez de la noche, con la actuación de 'Niño de Elche', uno de los mayores representantes de la canción de autor en España que llenó la plaza y las calles colindantes con su música. En el segundo sí se registró actividad desde mucho antes. En concreto desde las 19.00 horas con el rock and roll de Cochera Suite y las canciones de su álbum Superhéroes. Ellos fueron los encargados de inaugurar un escenario que se monta en esta edición por primera vez en 25 años.

Y la lluvia respetó. Unas nubes amenazaron durante la mañana y dejaron caer algún chaparrón aislado. Y otro por la tarde obligó a llevar algunas actividades al Gran Teatro. Pero sólo se trató de eso, de unos chubascos solitarios. Porque a las diez de la noche, la ciudad de Cáceres, su gente, parecía haberse olvidado por completo de los hombres del tiempo, de las previsiones agoreras y de los paraguas y chubasqueros y se echó a la calle para disfrutar sin complejos ni miedos del festival multiétnico por excelencia. Para entonces, ya había pasado por el escenario de la plaza Mayor la mezcla de estilos de 'Descalzas', cinco chicas extremeñas que hacen "fusión y confusión" para pasar un buen rato.

A las nueve llegó uno de los platos fuertes programados para el festival. El Womad ya rezumaba música por los cuatro costados y la plaza Mayor no dejaba de pedir más. Subieron entonces al escenario los japoneses de Osaka Monaurail, un fenómeno de masas en su país de origen que, con un funk salvaje y juntos desde 1992, llevan ya más de diez discos a sus espaldas. Nueve músicos trajeados que describen el festival a la perfección: la multiculturalidad por encima de todo. A la misma hora y tan solo a un puñado de metros de distancia, en el escenario de Santa María, el grupo Celda 47, procedente de Castuera, hacía disfrutar a los amantes del indie rock regional. Al cierre de esta edición todavía quedaban por actuar El Gen de Ayla;Lorkan & Dj Kast; 47 Soul; la israelí Ester Rada y el franco argelino Rachid Taha. Todas las funciones tenían previsto proceder sin alteraciones.

DISPOSITIVOS Por otro lado, todos los dispositivos de seguridad transcurrieron según lo previsto hasta el cierre de esta edición. La policía local, cuya plantilla al completo se encuentra trabajando para velar por la seguridad ciudadana durante el festival, aseguró que todo marchaba "con normalidad". También afirmaron que en los puntos de control de acceso a la zona de escenarios, situados en Gran Vía, Pintores, plaza del Duque, plazuela del Socorro, Arco de España, General Ezponda Ríos Verdes, Andrada, Paneras-De la Cruz, Piñuelas, Arco del Cristo, Santa Clara, Arco de Santa Ana y Hernando Pizarro, sí requisaron numerosas bebidas alcohólicas a menores de edad, que pretendían acceder con ellas a los conciertos, y procedieron a tirarlas en los contenedores habilitados para ello.