Vivimos en La Cañada y esta isla también existe. Hace dos años que cerca de 500 familias escogieron esta zona, desde entonces nadie del ayuntamiento se ha dignado a visitarnos, seguimos andando por un arcén para salir de casa, nuestros columpios son de lo menos fashion que pueda haber, el alumbrado público es un desastre y por si fuera poco, se miran con recelo las nuevas viviendas, pues muchos vinieron aquí huyendo de la quema y no quieren más lumbres. Cuando la nueva corporación tomó posesión me llamó el concejal de Participación Ciudadana para presentarse y tener una reunión. Estamos en diciembre. El teléfono no suena.

*Presidente vecinal.