Jairo Miguel tiene buen aspecto. Tumbado ayer en la cama de la habitación 620 de Traumatología del hospital San Pedro de Alcántara, el diestro cacereño se recupera de la cornada que sufrió el pasado sábado en la primera corrida de feria en la Era de los Mártires.

Es mediodía y se le ve con apetito. "¿Cómo está mi niño Jairo?", le dice la enfermera al joven, que en marzo pasado cumplió 19 años. Aún no sabe cuándo podrá recibir el alta. La herida, con dos trayectorias de 20 y 10 centímetros, está todavía tierna y, aunque evoluciona bien, no se le he retirado la gasa. "Me han dicho que ya puedo andar para que la herida drene", comentaba mientras seguía recibiendo mensajes de ánimo de quienes se han interesado por su estado.

Acompañado por sus padres Antonio y Celia Rosa, ayer recibió la visita de Emilio de Justo, torero cacereño con el que tiene previsto compartir cartel el próximo día 16 en Torrejoncillo. El también estaba en la plaza cuando Jairo recibió la cornada. "Siempre te preocupas cuando a un compañero le pasa algo así, pero confío en que podamos estar juntos", dijo.

El calendario pendiente

Pero antes de esa cita, Jairo Miguel espera estar listo para la corrida en Fuentes de León de este sábado. "Es un compromiso importante y ya estoy deseando volver a torear", afirmó. A finales de este mes le esperan otros dos festejos en Perú que tampoco quiere perderse.

Del momento de la cogida al clavar la espada en el tercer toro de la tarde recuerda que entró "a matar y morir en una tarde muy especial en mi tierra", señala, tras haberse cancelado hace ahora un año, con escándalo, un mano a mano con Emilio de Justo en la plaza cacereña. "Se habían ido muchos triunfos con la espada. Había estado muy a gusto en la faena y pensé que no se me podía escapar. Me tiré a matar con todas", subrayó.

Aunque pudo dar la vuelta al ruedo con las dos orejas que logró, Jairo Miguel pasó luego a la enfermería. Allí fue operado de urgencia. "Estaba tranquilo porque lo importante se había hecho, la faena y las orejas", expresó. Su intención era haber seguido hasta el sexto toro que era el que le correspondía, pero no estaba en condiciones. "Me metieron dentro y lo primero que pregunté era si podía salir", recuerda, antes de que los médicos le cosieran la herida, a quienes agradece la atención que recibió. Porque ayer solo quería recordar que, por fin, había triunfado en casa.