El que gane las elecciones municipales del 26 de mayo puede que no gobierne. El que mejor pacte en la primera quincena de junio será el que lo haga. Pero de pactos se dejará de hablar desde ahora y hasta el 27 de mayo. En los programas con las promesas para Cáceres no habrá diferencias sustanciales más allá de las ideológicas, si acaso algunas medidas singulares que seguro que cada partido presentará. Por eso la clave está en los pactos, saber quién lo hará con quién. Pero los implicados no harán cábalas hasta que hablen las urnas.

La prueba, el pasado miércoles, cuando el candidato de Ciudadanos, Francisco Alcántara, ya tiró de guión y pidió que primero se deje «votar a los cacereños y una vez que voten y contemos los votos ya veremos cómo está el tema de pactos». Frases similares saldrán hasta el 26 de mayo de la boca de otros candidatos. A partir de ahora, todos van a ganar. Luego, ya veremos.

Ciudadanos es a priori el partido que puede inclinar la balanza a favor del PSOE o del PP. Y Alcántara ha confirmado esta semana lo dicho por el portavoz regional de Cs, Cayetano Polo, de que no se volvería a dar la alcaldía a Elena Nevado si necesita el apoyo de Cs para la investidura. Pero estas alusiones a pactos se escucharán a partir de ahora cada vez menos. A nadie le conviene, no solo porque compromete y después del 26 de mayo puede pasar de todo, sino también porque dan munición al rival. El secretario local del PP, Pedro Muriel, ya lo aprovechó el mismo miércoles cuando aseguró que votar a Cs «es poner al PSOE al frente del ayuntamiento».

Muriel estaría en la candidatura que Nevado presentará la semana que viene. Lo mismo que Valentín Pacheco, el que acumula con Nevado más experiencia en el ayuntamiento. Al margen de las nuevas incorporaciones, lo importante de esa lista es saber si continúan otros concejales que han sido importantes en esta legislatura como María Guardiola, Domingo Expósito o Víctor Bazo. Su ausencia pesaría más que los fichajes al sumarse a la falta en la lista de Rafael Mateos, edil fundamental en el segundo mandato de Nevado. También habrá que ver si continúa Laureano León. Pese a que sus miras están en la Asamblea, su presencia en la lista, aunque no sea en puestos de salida, es necesaria en un momento en el que Nevado requiere de más apoyos dentro del partido que nunca porque el 26 de mayo se enfrenta a sus elecciones más difíciles.

Otra Nevado, Magdalena, ha ganado poder dentro de Vox. Su entrada en el partido y la de otros nuevos afiliados con pasado en el PP y que se suman ahora al partido ha enturbiado las aguas en Vox porque aquellos que llevan más tiempo se han visto desplazados. Esa disensión interna ya ha tenido una primera consecuencia: el primer propuesto para alcaldable, Víctor Cambero, ya no será el candidato. Tampoco lo será Francisco Piñero, al que afiliados de Vox daban ayer como posible alcaldable. Él mismo se ha descartado para esta candidatura: «Aunque me hicieran una propuesta en serio, yo no aceptaba».

El malestar en afiliados de Vox es porque desde el partido en Cáceres se está haciendo lo contrario de lo que se decía antes de empezar a elaborarse las listas y ahora se estaría dando más protagonismo a recién llegados. En el centro de su crítica no solo ponen a Nevado, también al portavoz provincial Alejandro Pedrera.

En el otro extremo del arco político hay ahora más unión: de la diversificación de ofertas, algo que les pasó factura en las elecciones de 2015, se ha pasado a la presentación de una única candidatura con cinco formaciones: Podemos, IU, Coalición por Cáceres, Equo y Extremeños. El acuerdo se ha hecho público esta semana y la lista la encabezará Consuelo López, la actual portavoz de Podemos en el ayuntamiento. Después del 26-M habrá que ver si la confluencia es operativa en la toma de decisiones en común y si la unión de ahora no acaba otra vez en desunión.

Mientras tanto, el candidato del PSOE, Luis Salaya, que en marzo ya cerró la lista a las municipales, espera. Está por ahora en la situación más cómoda: viendo desde fuera los movimientos de los demás.