Atención, mucha atención: el ayuntamiento de Cáceres es capaz de hacer milagros. Con muchos menos mimbres que la multiplicación de los panes y los peces, el consistorio de la ciudad feliz ha conseguido construir la anhelada Ronda Este en 48 horas con 12.000 euros. Y les ha quedado bien bonita.

Ya no hace falta horadar la Montaña ni espantar la avifauna protegida. No será preciso rogarle a Madrid ni esperar a que el PP gane en España o el PSOE venza en Cáceres. La Ronda Este es una realidad desde este fin de semana y los cacereños circulan por ella llenos de ilusión... Y de polvo. ¿Pero qué importa el polvo cuando la intención es buena?

Este sábado, los conductores ya podían ir de la charca Musia a la carretera de Madrid sin necesidad de dar una vuelta de varios kilómetros por la Ronda Norte, sin aguantar los atascos de Hernán Cortés, sin aventurarse por las estrechas callejuelas del casco urbano.

Curvas de San Marquino

Cogían la nueva Ronda Este en el Marco, junto al parquecillo lacustre, en la intersección del club hípico, circulaban paralelos a la ribera del Marco, dejaban a la derecha el atajo a la Montaña y a la izquierda fuente Fría y empataban con la carretera de subida al santuario de la patrona justo en las curvas de San Marquino. Desde allí hasta la carretera de Madrid todo es coser y cantar.

Este milagro se ha conseguido con 12.000 euros, una excavadora y algo de imaginación. Lo que antes era un camino estrecho e idílico entre huertas y gorriones, entre higueras, praderas y fuentes, es ahora una carretera tan ancha como una Nacional, aunque eso sí, sin asfalto.

Hasta ahora, por ese sendero circulaban los ciclistas, los ecologistas, los caminantes, los peregrinos, los novios y otras gentes sospechosas de amor a la tranquilidad y el aire puro. También pasaban a veces los hortelanos con sus burros, pero ya se sabe que los hortelanos de la ciudad feliz han sido declarados especie a extinguir y además son pocos.

A partir de este fin de semana, todo es distinto: la Ronda Este es transitada por furgonetas, turismos, camionetas, motos y automóviles en general. Pasan raudos, levantando un polvo de mil demonios, convirtiendo el último paraje virgiliano de la ciudad feliz en un cóctel de humo y tierra que pone perdidos a todos esos peregrinos, ciclistas y novios que se han quedado sin tranquilidad y sin paseo.

Y es que lo del ayuntamiento de la ciudad feliz es de traca. Desde que se metió en el berenjenal de Mira al Río y San Francisco no para de tener ideas brillantes. No contentos con acabar con el puente y los arrabales de la muralla para poner en valor la monumentalidad cacereña , ahora la han tomado también con la ribera del Marco, y de la noche a la mañana, antes de que ecologistas y vecinos con conciencia se rebelaran, han convertido una senda verde en una Ronda Este.

Al final van a tener razón los socialistas cuando proponían que la solución al nudo de San Francisco y al desfiladero de Mira al Río pasaba por subir a San Marquino. Pero Carmen Heras y los suyos no pueden quejarse porque el ayuntamiento ha conseguido contentar a todo el mundo: ha llevado adelante su opción de acabar con el puente y ampliar Mira al Río, pero en un alarde democrático, también ha adoptado parte de la propuesta socialista.

Así que todos felices, que para eso estamos en Cáceres. Ni puente, ni barrio de la muralla, ni senda verde de la ribera del Marco. En el plazo de un mes, todo destruido y los conductores encantados de la vida: ya tienen Ronda Norte, Ronda Este, Ronda de Mira al Río y lo que te rondaré morena.

En cuanto a los caminantes, los ciclistas, las parejas y los ecologistas... Pues nada, que anden menos o que se apunten al gimnasio del Perú, que para eso va a ser el mejor de Extremadura. Si es que se quejan por todo.