Sirenas policiales y algarabía de niños. Fueron los sonidos que durante toda la mañana de ayer ocuparon las instalaciones del Colegio Público Dulce Chacón, donde efectivos de la policía local colaboraron en el campamento urbano que se está celebrando en este centro.

El objetivo, enseñar a los 97 pequeños seguridad vial. El problema fue que las edades de los participantes oscilan entre los 3 y los 12 años, y a los más pequeños del grupo que el jefe de la policía, Emeterio Corchado, les explicara las señales de tráfico, no les interesaba lo más mínimo teniendo al lado un coche de policía y dos motos. Eso sí, todos saben ya mirar a los dos lados de la calle y darles la mano a los mayores antes de cruzar.

La atención de los pequeños estaba centrada en las sirenas y las luces del coche, y, por supuesto, en acelerar las motos. Aunque no la de todos, pues algunos de los más pequeños se pasaron la mayor parte del tiempo dentro del edificio para escapar del ruido, que les tenía realmente asustados.

Aun así, los policías no daban a basto con los muchos niños que se amontonaban en el coche policial para poder darle a los botones y hablar por el altavoz. Todos estaban emocionados y, por supuesto, todos querían ser de mayores policías y poder conducir "una moto tan grande". Era casi imposible que los adultos se entendieran en sus conversaciones, pero los niños no tenían más que poner sus caras de admiración y sorpresa para expresar la euforia que sentían. Para ellos, ayer fue el día que decidieron que, de mayores, querían ser policías y "atrapar a los malos".

El director y coordinador del campamento, Antonio Suárez, comentó a este diario que esta actividad "es un extra para que los niños conozcan lo que es el Cuerpo de Policía y lo básico en seguridad vial", pues después seguirían con las actividades de música, teatro y danza propias del campamento. "Cada quincena tenemos una actividad adicional, como la visita de hoy de la policía, actuaciones de magos...", añadió una de las monitoras.