Muchas veces he comentado mi uso ´funcional´ de la carrera. Otros de esos usos indirectos puede ser el de hacer turismo, bueno, o una especie de turismo que lo considero yo como conocer las caras ´b´ de nuestras ciudades. Ahora me explico.

Como ejemplo, allá por 2001, participé en una Universiada en China, como unos Juegos Olímpicos pero limitados para deportistas que realizan sus estudios universitarios. Teníamos una especie de Villa Olímpica y que después pasaría a formar un nuevo barrio universitario en la gran urbe que es Pekín.

Muchos deportes y deportistas nos dimos allí cita, pero claro, los atletas somos algo especiales, sobre todos los de fondo, no digo mejores. Nuestra primera rutina, tras las 13 horas de viaje, recogida del equipaje en el aeropuerto, el traslado en bus hasta los alojamientos, la acreditación (foto, pasaporte...) y la posterior acomodación en apartamentos, arrastrando el temido jet lag, fue darnos un ´trote´, una carrera muy suave de calentamiento para decirle al cuerpo: "¡Oye! Ya estamos de nuevo a lo nuestro, ¡despierta!".

Nos os creáis que nos conformamos con correr por dentro de la Villa, suficientemente extensa, no. Nos colgamos nuestra recién estrenada acreditación, con foto y código de barras, y nos abrimos camino a través de la ciudad adentrándonos en calles y barrios comunes de Pekín.

En este tipo de peripecias descubres esa ´cara b´, esas zonas residenciales, industriales, fuera de las rutas más turísticas y diseñadas para el objetivo de las cámaras. Descubrir el pulso de una ciudad, los hábitos, los colores, los olores, el ritmo, etcétera, es un regalo más de esto que considero mi deporte, pero que, como podéis ver por lo que os cuento muchas semanas, es mucho más que eso.