Tras cinco días de fiesta, jolgorio y folclore llegó el final para el Pero Palo, sentenciado a muerte por el tribunal popular tras las fechorías realizadas y tras días de vejaciones hacia el muñeco, tal y como manda la tradición. Cientos de vecinos y turistas disfrutaron, un año más, de esta Fiesta de Interés Turístico Regional.

Martes de Carnaval significa, para Villanueva de la Vera, el comienzo de la cuenta atrás para vivir de nuevo la fiesta del Pero Palo. Significa, como dijo el alcalde, Antonio Caperote, «ronda, folclore, tambores, escopeteros, sonidos y color», destacó. Tiene un significado, más allá de la fiesta y la algarabía, «de tradición y ojalá esto no se pierda nunca», subrayó el alcalde.

Y es que tras el ‘Domingo de Cabezas’, cuando se pasea la cabeza del Pero Palo por el pueblo para anunciar la llegada de la fiesta, y tras la ‘judiá’ de domingo y lunes, llegó el martes con ‘La corrida de las elecciones’, el momento en el que se condena a muerte al Pero Palo y su sentencia es anunciada por todo el pueblo por un jinete montado en un burro.

Por la tarde fue el turno para ‘El paseo’, cuando mujeres y hombres, de todas las edades, se pasearon por todo el pueblo engalanados con lo más rico de los trajes tradicionales de Villanueva de la Vera, cantando y abriendo la comitiva el capitán y la capitana de ese año. Más tarde fue el momento de ‘El ofertorio de las calabazas’, durante el que se recogieron aportaciones económicas. Para casi terminar con la Jura de bandera, que lo encabezó el capitán de ese año, seguido de todos aquellos que quieran jurar bandera, y el acto lo cerró el capitán del año que viene.

Todo acabó, al atardecer, con el manteo y la quema del muñeco relleno de paja del Pero Palo, cuyo origen todavía sigue siendo una incógnita, aunque todo parece indicar que es una muestra de los muchos rituales agrarios de fertilidad celebrados durante el invierno en los que se intentaba invocar la regeneración de las fuerzas de la naturaleza aletargadas con los fríos invernales.