La vida son cuatro días y uno de ellos es la patatera». Una consigna que partió del balcón del ayuntamiento y una explosión de confeti abrieron el día grande para los malpartideños. Puntuales a la cita, como cada año, los vecinos acudieron a escuchar el pregón que inauguraba una jornada de fiesta que se prolongó hasta la madrugada para muchos. Los vecinos ataviados con los tradicionales trajes de labranza -los más contemporáneos con motivos flamencos- se congregaron junto a sus carros con viandas, bebida y ánimo de fiesta.

La organización auguraba esta semana recibir a más espectadores que el año pasado, alrededor de 7.000 personas. A pesar de las nubes, la fiesta mantuvo un número prácticamente similar al de la edición pasada. Si bien es cierto, horas más tarde la cifra desbordó las previsiones municipales y rozó las 10.000 personas pasada la media tarde, según puso de manifiesto a este diario el alcalde de la localidad, Alfredo Aguilera.

La tradición de la pedida de la patatera, declarada de interés turístico regional desde hace dos años, sacó a los vecinos a la calle e hizo regresar a otros como Antonio Agúndez, que nació en Malpartida de Cáceres pero vive Badajoz. Vuelve cada año a su localidad para disfrutar junto a los suyos del Martes de Carnaval. El malpartideño compartió ayer a este diario su asombro por la acogida de la fiesta, que él recuerda menos numerosa. Tras unos años sin celebrarse, en 1985 el ayuntamiento recuperó la tradición. El malpartideño destacó el «buen ambiente» de la fiesta mientras paseaba entre la multitud. «Lo mejor es comer juntos y estar con los tuyos», añadió Agúndez. En un segundo, se perdió entre la comitiva que había comenzado a desfilar en dirección a la plazuela del Sol, donde esperaban 2.000 raciones de patatera -algo más de 400 kilos- que el ayuntamiento tenía previsto entregar a los vecinos.

Este año el pasacalle, que cada año recorre una zona de la localidad, lo hizo por la parte sur y se prolongó hasta las 15 horas. La comitiva recorrió las calles al ritmo de las charangas y compartió las viandas en las paradas. El humo de las brasas de los carros decorados para el concurso y el paso lento de los asistentes protagonizaron la cabalgata hasta su llegada a la plazuela del Sol. Ahí, Aguilera y responsables municipales entregaron las raciones de patatera. A continuación, la multitud se disolvió hacia la plaza del ayuntamiento donde continuó la fiesta hasta última hora. La jornada transcurrió con normalidad -hubo refuerzo de seguridad en horas de máxima afluencia- y concluyó sin incidencias de relevancia, anotó Aguilera, que insistió en que la dinámica de la fiesta es la «alegría» y la «solidaridad». «La patatera simboliza el espíritu extremeño de humildad y generosidad», sentenció. En esta edición, la organización ha reconocido con el galardón ‘patatera popular’ a la asociación de amas de casa Los Barruecos y el premio ‘patatera de honor’ a José Ramón Alonso de la Torre.