Después de dos semanas de actuaciones en el teatro López de Ayala, en la madrugada de ayer, por fin, se conocía la murga ganadora de la edición 2018 del COMBA. El Dios de la murga Water Closet resultó ser el gran triunfador del concurso de murgas del Carnaval de Badajoz. La plata y el bronce fueron para los chamanes de Al Maridi, y las madres de Los 3W, respectivamente. A estas agrupaciones, les siguieron las músicas callejeras de Las Chimixurris (4ª), Los Jediondos (5ª), Rufino ‘el separao’, de Los Mirinda (6ª), Dakipakasa (7ª), con su Entre el cielo y la tierra, y los arqueólogos de Marwán Chilliqui (8ª).

Hay que señalar que la de este año es la tercera victoria en el COMBA de Water Closet, que ya ganó en 2014, como Hijos de superhéroes, y en 2016 interpretando a diferentes dictadores del mundo. Además, no hay que olvidar que en 2013 y 2015 fueron subcampeones con su pase de modelos, y con el Gran Nariff. Y que el año pasado conquistaron el tercer puesto con su Divinity Water.

Su actuación de este año, llevaba a las tablas del teatro noble de Badajoz un proyecto bautizado como Cuando te interesa, te acuerdas de mí. La primera sorpresa se produjo el miércoles de preliminares, cuando se abrió el telón y sus componentes aparecieron caracterizados como Dios. Cautivaron al público desde el primer minuto. Y es lógico, porque este año han presentado un espectáculo cargado de humor, ritmo y una agradable musicalidad.

Con el transcurso de los años, Los Water Closet han conseguido una de las cosas más complicadas en cualquier faceta de la vida: tener una voz propia. Debutaron en el concurso el 2004, y desde entonces han ido moldeando un estilo en el que destacan su capacidad de hacer humor con lo absurdo, la exposición de repertorios muy vinculados al tipo, y una interpretación que siempre demuestra que esta agrupación funciona como un reloj suizo, con precisión y sin errores. Y es que antes que murga, son un grupo de amigos. Y eso se nota en la complicidad que sus componentes manifiestan sobre las tablas.

En la final les tocó actuar en último lugar. Y una vez más se cumplió aquello de que «los últimos, serán los primeros en el Reino de los Cielos». Saltaron a las tablas a eso de las 3 de la madrugada, e hicieron un magnífico pase de final.

Comenzaron la actuación mostrando a su particular Jesucristo levitando sobre una nube (bajo la cual había un patinete eléctrico) en el centro del escenario. Mientras Jesús se balanceaba y daba vueltas sobre sí mismo, el resto del grupo entonaba cánticos gregorianos carnavaleros que inmediatamente tornaron a una melodía y ritmo tremendamente pegadizos, al son de una trompeta, de unos bongos y otros elementos de percusión. Introdujeron dos nuevos pasodobles y otros tantos cuplés. En uno de los pasodobles reivindicaron la complementariedad de la fe y el humor, y por tanto de la pasión por la Semana Santa y por el Carnaval. Y en otro rindieron tributo a todas esas personas anónimas que actúan como ángeles de la guarda en la tierra. En su primer cuplé bromearon acerca del embarazo de la Virgen María y de la sorpresa, e incredulidad, de San José ante tal hecho. Y en el segundo destilaron genialidad, reproduciendo un divertido diálogo del Creador con los gansos del Guadiana, a propósito de su situación. Sus pasacalles estuvieron cargados de chispa e ingenio. Y su popurrí permitió disfrutar, una vez más, de cuartetas divertidas y brillantes, y de una despedida con los mandamientos del buen carnavalero, que quedará grabada de manera perpetua en la memoria de todo aquel que ama esta fiesta.

Antes de Los Water actuaron las otras siete murgas finalistas, que también brillaron a un altísimo nivel. Demostraron que el primer escalón del podio podría ser ocupado por muchas agrupaciones, aunque cada año solo pueda haber un ganador.