Mantener un periódico atractivo es estos tiempos en el que las comunicaciones van por derroteros muy rápidos y las noticias llegan en segundos a todo el mundo, no debe ser muy fácil. Desde su nacimiento el ‘Extremadura’, como siempre lo hemos llamado los cacereños, nació como diario católico y a través de los años ha ido cambiando su línea editorial, adaptándose a los nuevos tiempos y al pensar general de las nuevas generaciones, más libres de ideas y más variadas.

Según mi criterio hubo un momento en que olvidó su línea fundacional católica y pasó casi a ser su enemigo. Hoy en día considero que su neutralidad abarca todo tipo de pensamiento, sin intentar imponer ninguno. Sigo siendo lector de su periódico y de todos los que puedo, y a pesar de que todas las noches le doy un primer repaso por internet, lo que me gusta es tener los diarios en la mano, oler su tinta y ennegrecerme las manos con ella.

A diario leo su periódico de lunes a viernes en la misma cafetería, sábados y domingos lo leo en una situada en el recinto de la ciudad monumental, viendo y escuchando a los muchos turistas que nos visitan.

También deseo transmitirle mi enhorabuena por los últimos acontecimientos celebrados por el Periódico Extremadura, la V Intramuros Urban Trail Night, y el concierto de la Orquesta Sinfónica de Extremadura, dos grandes éxitos del que hemos disfrutado los cacereños.

De la larga y extensa trayectoria del Periódico Extremadura, recuerdo con gran cariño el 75 aniversario, por el homenaje que le dedicaron a su pregonera y vendedora la señora Leoncia, dedicándole una escultura en el mismo lugar donde ella distribuía el diario, en el mejor sitio de nuestra ciudad, entre lo monumental y lo moderno de la misma.

Me acuerdo que a los muy pocos días de estar instalada unos desaprensivos le arrancaron parte de un brazo y el periódico de su mano. Cuando iba a trabajar me encontré con esa salvajada y no pude por menos que comprar un ‘Extremadura’ y una rosa y ponérselos en desagravio por tan estúpida gamberrada.

La entonces directora escribió al día siguiente unas letras de agradecimiento, ordenando su rápida reparación. Hoy sigue luciendo airosa como el primer día, recordando a los cacereños que el trabajo bien hecho y con alegría, tiene su recompensa aunque sea de forma póstuma.

Este año, este aprendiz de las letras celebra el 33 aniversario en que le publicaron la primera “carta al Director”, fue escrita con rabia por ser el año en que suprimieron la línea ferroviaria, Plasencia-Astorga, y a un concejal del ayuntamiento de la ciudad hermana, se le ocurrió decir «que no importaba que se llevaran el tren, pues nos quedaban las vías». Me gustaría poder alcanzar la celebración del primer centenario, pero no creo que pueda llegar a conocerlo.

Pienso que será un acontecimiento apoteósico y le deseo si para entonces sigue usted dirigiendo el periódico el mejor de los aciertos.

Atentamente le saluda un lector empedernido.