FALTA CONCIENCIACIÓN

Adiós ecología, hola covid-19

Lisa Deschamps García

Recientemente nos invadía una polémica sobre la ecología, en la que el actual presidente de EEUU informó de la inexistencia del cambio climático. Para nosotros, llegó el covid-19 y ya pasó a ser un tema secundario que aplazaríamos a mejores días. Es alarmante que en muchas ciudades se encuentren cientos de guantes tirados como si el suelo español fuera una basura. Un acto que podría contaminar a un niño al cogerlo y con el cual seguimos matando el planeta. Los transportes se han reducido, reduciendo la contaminación aérea, hemos sobrevivido a un confinamiento que ha sido y sigue siendo para muchos muy complicado, cambiar completamente nuestras vidas, nuestros hábitos, no ver a nuestros seres queridos. En comparación con esto, ¿qué nos cuesta hacer uso de las basuras? Sigue habiendo trabajadores que se movilizan para mantener nuestras calles limpias, que en un estado de alarma se juegan la vida por ello, pero si nosotros no contribuimos a nuestro deber como ciudadanos, seguiremos viviendo en pocilgas, dejando que suban las temperaturas y que animales marinos, entre otros, mueran.

DESESCALADA

Pánico a la normalidad

Gemma López

L’Ametlla del Vallés

Cuando pienso que esta situación de confinamiento llega a su fin siento pánico. Soy la típica persona que se levantaba a las seis de la mañana, salía de su casa a las siete y no volvía hasta las ocho de la noche. Largos viajes en coche hacia el trabajo, estudiar, comprar y entrenar eran parte de mi rutina diaria. Estaba dentro de un bucle que me provocaba un estrés que ni siquiera conocía. Hasta ahora. Soy de las afortunadas que puede teletrabajar y eso ha hecho que el confinamiento no afecte a mi economía familiar. Pero sí ha afectado mi salud mental. Este confinamiento ha ralentizado mi vida y por primera vez disfruto de las pequeñas cosas. Cuando pienso que tengo que volver a los atascos, a dormir menos, a ver menos a mi marido y no poder disfrutar de mis peludos entro en pánico. A todo el mundo no le alegra volver a la normalidad.

Tiempo de solidaridad

Juan J. Ribas

Barcelona

Bien ha demostrado nuestra sociedad su capacidad de ser solidarios. Y ahora, otra vez nos toca. Seguro que debe haber muchas maneras de hacerla efectiva. Por un lado, siempre que la economía de cada uno se lo permita, ayudando a aquellas organizaciones que atienden a los más vulnerables. Otra manera podría ser que nuestras compras vaya dirigidas, siempre que sea posible, al pequeño comercio, al comercio de barrio. A todos estos establecimientos les costará seguir adelante si no hacemos algo para ayudarles.

OTRAS ‘PLAGAS’

La ponderación en tiempos del coronavirus

Miguel Fdez-Palacios Gordon

Madrid

Este virus, trágico, dañino e inquietante, requiere sosiego y rigor para que la realidad no se torne obsesiva zozobra. Pero hay otras muchas heridas largo tiempo abiertas que siguen ahí y, aunque también se cobran muchísimas vidas al año, se las otorga escasa asistencia al no afectar a la economía: el hambre que apuñala mortalmente a más de 9 millones, de ellos, 6 millones de niños; la contaminación ambiental que se lleva a 9 millones; los accidentes de tráfico que matan a 1,3 millones y dejan 50 millones de lisiados; el tabaquismo, que consume la vida de 8,2 millones de fumadores activos y pasivos en muerte agónica; el cáncer, a 6,4 millones descontados los del tabaco; y lo que será, aunque muchos no lo crean, el apocalipsis sanitario/económico, nuestro acelerado tren de vida que devastará el planeta. Para estas otras plagas, casi no existe respuesta. Sin querer restar ni un ápice de gravedad a la pandemia, si a todos estos desafíos pusiéramos la mitad de interés, concienciación y visualización que a la covid-19, probablemente los resolveríamos.