Obviamente no se ha abolido el Tratado de Utrecht de 1713, pero en contra de lo que dice el patriota Casado, arropado por el no menos patriota Rivera, jamás España había contado con un acuerdo por escrito en el que se recoge que cualquier pacto que se negocie en el ámbito territorial sobre el peñón entre UE y Reino Unido «requerirán el acuerdo previo del Reino de España». Lo firmado es más que razonable, y según expertos, en futuras discrepancias, además de vinculante, el valor legal del tratado sería innegable. Antes no había nada, y ahora, al menos, esto. ¿A qué vienen entonces las apocalípticas palabras del hooligan de la derecha Casado de «rotundo fracaso», «cesión y humillación histórica»? Tal vez debería hacer un máster de verdad en política exterior.

Una vez más el cainismo español brota, y nos deja en evidencia. Hasta el ministro alemán de Exteriores se quedó amargamente sorprendido de esta frívola polémica originada por quienes se llaman patriotas.