Hay gente que cierra el círculo por cansancio, por comodidad, por cobardía. Hay cosas más fáciles de dilucidar que otras, e incluso más comprometidas: la verdad, el ser, el independentismo. Hay quien piensa que razonar es unirse al criterio general.

Otros que razonar es escoger las opiniones de los entendidos que comulgan con él. Los más avispados hacen un promedio. Incluso, hay algunos incautos que cogen el diccionario etimológico y otras cosas por el estilo, ¡puf!

En fin, según la Wikipedia, razonar es «pensar, ordenando ideas y conceptos para llegar a una conclusión». Pero claro, por muy elaborada que sea esta conclusión, el proceso se ha podido prostituir por el camino a consecuencia del factor humano.

Entonces, si el objetivo de razonar es buscar la verdad, hay que hacerse 2 preguntas: «Trabajamos con las verdaderas premisas?». Y la segunda: «¿Hay que dudar de nuestra objetividad?». Como no podemos estar seguros de poseer las auténticas herramientas, ni de nuestra neutralidad, la respuesta lógica sería: dudar.

Pero esto sería tanto como decir que la última verdad de la que somos capaces, es la duda y no es así. Por lo tanto, yo creo que lo único que podemos hacer es tender nuestras miserables verdades con pinzas. Y estar abiertos a cambiarnos de ropa interior en cuanto aparecen otras mudas más dignas. ¿No? Factor humano.