LA DEMOCRACIA

El triángulo que nos desnuda

Ángel Morillo Triviño // Castuera (Badajoz)

Evidentemente, me voy a referir a la gente que está entre esos más de doce millones de españoles que no llegan al salario mínimo y los que habitan en el riesgo de pobreza severa (qué vergüenza, los segundos de Europa detrás de Rumanía). Ni que decir tiene, que dentro del país, Extremadura es, como habitualmente suele suceder, la más aventajada: En ¡40años! los señores de los dos partidos que nos han gobernado democráticamente (uno de ellos ¡más de 30 años!) han logrado la renta más baja, los menores salarios, las menores pensiones, la mayor pobreza y el paro más alto. El Guinness de los descalabros políticos. Mientras, por supuesto, han aumentado las fundaciones, consorcios y organismos administrativos y comerciales con respecto al 2004; cómo se pueden imaginar, todo encaminado a consolidar el proceso clientelar que la ley electoral y la Constitución del 78 han hecho posible.

Pero el triángulo que nos «desnuda», a extremeños más que a nadie, es el formado por las dos formaciones políticas más afamadas (con los nacionalismos vascos y catalanes sumando) y el famoso mercado de valores con el Ibex a la cabeza, que, dicho sea de paso, nos afana la friolera de ¡90.000 millones de euros al año! Él solito. De la socialdemocracia --es un decir-- fracasada de unos, y el neoliberalismo --tirando a algo que mejor no decir-- de otros, poco se puede decir que ya no se sepa: gente ganando al mes más que cualquier trabajador normal al año y recortes en sanidad, educación y servicios sociales para que cuadre el presupuesto. Sin olvidar las exenciones fiscales --en casos suyas o de familiares-- para mantener vivo el sistema clientelar antes señalado. ¡La democracia oiga! ¡La democracia!

Así, como cada año, ha llegado el invierno crudo como siempre, y mientras hay mucha gente que no puede disponer de ninguna calefacción, el presiente de Iberdrola gana unos ¡43.000 euros diarios!; y las eléctricas han ganado, según los cálculos más bajos, unos ¡37.000 millones de euros! durante los últimos siete u ocho «eneros».

Pero la culpa no es suya, la negligencia es de esa, antes señalada, Constitución del 78 que, lo diga quien lo diga, es una carta magna (demasiado magna para algunos) que, con algunos matices sin importancia, propició el continuismo de la dictadura sólo que con dos bandos claramente hermanados para un único fin: saquear el país de forma lenta y pausada con algunas alternancias para disimular dicho expolio. Un enorme elenco político (con vascos y catalanes por su cuenta) que ha dado lugar a la formación de ese triángulo equilátero con el Ibex que, año tras año, nos «desnuda». «¡Y lo que te rondaré, morena!». ¿Hasta que no nos quede una pluma?