ALEMANIA EN LA MIRADA

¿Al Brexit le seguirá el Espaxit?

Jon García Rodríguez // Bilbao

Por orden de satisfacción, los primeros que deben estar contentos por el varapalo judicial que Alemania le acaba de dar a España son los británicos.

Los segundos, Puigdemont y sus acólitos. Y no es que los británicos nos tengan especial manía, sino que acaban de encontrar en nosotros un aliado moral con el que poder justificar el Brexit por la inutilidad que supone estar dentro de la Unión Europea.

Desde el primer momento, ya comenzaron a quejarse de que cambiar la moneda oficial de cada país por el euro significaba meterse marcos alemanes en el bolsillo. Estaban convencidos de que este cambio traería detrimento económico en todos los países miembros de la UE. Y así fue. Por esa razón continuaron con la libra.

A partir de entonces, Reino Unido se ha ido quejando reiteradamente sobre el desmesurado control que Alemania ejerce en todas las instituciones europeas. Hasta tal punto, que cualquier asunto de calado necesita del sello germano para que pueda ver la luz.

Cansados los británicos de vivir de alquiler y sin derechos en el cortijo alemán --la Unión Europea-- han decidido irse. Y lo han hecho para poder ser de nuevo los dueños de sus fronteras, de su política, de su economía y de su justicia.

¡Cómo les envidio! Sobre todo en estos momentos en que la integridad de España está siendo atacada por los mismos que no quieren reconocer la independencia de Baviera.

LA LIBERTAD PERSONAL

Ley contra el odio

José Carlos Martín // Zaragoza

Ni en el Estado más totalitario imaginado por Orwell podría caber un atentado contra la libertad individual tan flagrante como la ley contra el odio. Un arma de doble filo que terminará metiendo en prisión a cualquiera que se atreva a expresar un pensamiento que se desmarque del catecismo ideológico vigente. Ya veo en juicio sumarísimo al mismísimo Arévalo por sus chistes de gangosos, condenado post-mortem a Gila por sus monólogos de tartamudos, al propio Manolo Escobar por sus canciones «sexistas» o atribuyendo a Ramsés II la construcción de los pantanos en España para no ser encarcelado por franquista. No se puede estar defendiendo la igualdad de género y tratar a uno de ellos como a un minusválido al que hay que sobreproteger con leyes que pueden llegar a discriminar al contrario. No existe el enfrentamiento hombre-mujer porque no solo existe la relación de pareja, también la de madre-hijo y otras muchas. No se puede estigmatizar a cualquiera que, en su legítimo derecho, exponga su opinión sobre inmigración, tachándolo de racista.