‘ECOCIDIO’

Diversidad biológica

Miguel Fernández-Palacios Gordón // Madrid

Desde hace milenios la humanidad se sirve de la naturaleza para alimentarse, vestirse y elaborar medicamentos. Hoy, con el maltrato que infligimos a nuestro entorno, dilapidamos este patrimonio natural a un ritmo tan frenético -según la ONU 150 especies se extinguen cada día- que ponemos en peligro nuestro propio devenir.

Y, aunque con ayuda tecnológica fuéramos capaces de sobrevivir cuando el ‘ecocidio’ aniquile la biodiversidad, en el camino se habrán apagado la rayada fiereza del tigre, la vigorosa mirada del gorila, la belleza plateada del atún, el alocado vuelo de la mariposa, la esbeltez cónica del pinsapo, el pausado andar del rinoceronte, el fascinante canto de las ballenas, el ambarino y dulce néctar de las abejas...

Entonces, aflorará la más turbadora de las dudas: ¿merece la pena vivir en un mundo monótono carente de biodiversidad por haber satisfecho nuestro egoísmo consumista? Probablemente, no; pero ya será demasiado tarde.

MATERNIDAD

Futuro incierto

Naomi Amaro // Barcelona

Mantuve una conversación acerca de la maternidad con unas compañeras de trabajo (todas ellas entre los 25 y 30 años). Coincidieron en que con la vida actual que llevan no podrán ofrecerle unas mejores condiciones a un hijo. La primera razón es su bajo sueldo, ya que con lo que tienen apenas están sobreviviendo. La segunda es que la mayoría no cuentan con una pareja estable. Y la tercera, que su vida laboral apenas evoluciona y eso hace que necesiten de terceras personas para criar un bebé. ¿Por qué nos fijamos en todos estos detalles? ¿Es que el dinero nos garantiza una mejor crianza? Nuestras abuelas tenían entre tres y siete hijos (en algunos casos) y con lo que tenían los sacaban adelante. ¿Es la sociedad la que empuja a las mujeres a posponer su maternidad? ¿O ahora el coste de la vida es mayor?

SOCIEDAD

Se avecina un cambio

Alberto Carrasco // Barcelona

Los últimos años, cargados de acontecimientos políticos adversos para el grosor de la población del Estado, están sacando a la luz la desconexión por parte de muchos individuos sobre esta materia. Hay un fuerte movimiento de indiferencia hacia la expectativa política, ya no hay solución sobre lo que nos llevan proponiendo durante años y no hay ilusión ni creencia por seguir apoyando a los supuestos representantes. Creer en la competencia feroz, en la envidia y en el mirar fijamente tu objetivo personal sin ir con cuidado del daño que proporcionas al vecino. Estamos dentro de un sistema patológico que solo ansía la cantidad adquirida, posponiendo la calidad y cuidado del entorno. Se avecina un cambio general, cada vez hay más señales de dicha metamorfosis.