FILTRACIÓN DE AUDIOS

Lo personal es político

Jesús Pinchel // Profesor de Filosofía // Madrid

Aún caliente la sonora pillada de la ministra Delgado llamando maricón al también ministro Marlaska, aparece ahora otra pillada, la de un juez de violencia sobre la mujer llamando «hija de puta» y «bicho» a la denunciante -en situación de riesgo extremo, según la valoración de la policía- en un caso de divorcio, jaleado por la fiscal y la letrada del caso.

Y es que no aprendemos. Seguimos sin entender que hoy todo puede ser grabado y hecho público en un pispás; que lo que parece privado se acaba volviendo público si hay una cámara indiscreta.

Lo malo es que cualquiera puede quedar con el culo al aire en cualquier momento por cualquier nimiedad. Pero no todo es malo, en algunos casos es bueno saber de qué pie cojea cada quién, sobre todo si se tiene un cargo público. Y mire usted por dónde en las dos pilladas clandestinas se cojea por la misma piedra androcéntrica y machista incrustada en los zapatos, sean de tacón o mocasines de vestir señorías.

«Es una conversación privada», dice el juez Martínez Derqui, como si eso fuera suficiente para borrar sus palabras desafortunadas. Pero ya avisaba el feminismo de segunda ola que lo personal es político. Y políticamente es como hay que entender estas dos pilladas personales, que probablemente no sean más que dos tristes ejemplos entre tantos desapercibidos de la colonización patriarcal generalizada que describía Kate Millett en su Política sexual hace casi 50 años. Cuánto cuesta desprenderse de esa mirada masculina que contamina y empobrece nuestra cultura.

El traslado de franco

Del Valle a la Almudena

Pedro Serrano // Antoñán del Valle (León)

La que has liado, presidente Sanchez. Te has echado a cuestas un muerto muy incomodo y ahora no sabes cómo quitártelo de encima. Lo quieres sacar del Valle, y él, para hacerte la puñeta, dice que vale, pero que tiene que ser con honores; y que se alojará en la catedral de la Almudena, que es un lugar más céntrico, que hace menos frío, que le dedicaran muchas más misas y que nunca le faltará compañía ni admiradores.

Y la Iglesia, siempre tan solícita, ha dicho que no puede negarse a cumplir su deseo, pues es de bien nacidos ser agradecidos. ¿Cómo negarle un hueco en la Almudena a este cristiano intachable que ya en vida procesionaba bajo palio ocupando el lugar del santísimo sacramento?

Sin duda, en la Almudena estará mucho mejor: descansará en suelo sagrado y estará más cerca de Dios y de sus ministros. Y, como en la Iglesia católica todo es posible, quién sabe si un día también será declarado santo gloriosísimo. Yo, por si esto último ocurriera, ya estoy pergeñando un puñado de blasfemias. Veremos.